Las Paredes Limpias No Dicen Nada

LAS PAREDES LIMPIAS NO DICEN NADA

Las paredes están en el límite de lo público y de lo privado. Los graffiti también, pero mientras las primeras defiendenla intimidad y la propiedad privada, el graffiti la transgrede, la toma por asalto y la desnuda. Por años los graffiti fueron madurando en las paredes de losbaños públicos, en los vagones de los trenes, en los billetes, en los paragolpes de los camiones. Fuera de allí no tenían legitimidad, no podían competir con lapintada política, con la publicidad en general.

Los graffiteros van opinando acerca de los cambios de conducta propios y ajenos, y sobre su propia actividad.Atentos a la sociedad que los configura, que los aplaude o los denigra. Ellos son lo subversivo de la comunicación, los francotiradores del aerosol, losguerreros nocturnos. Los que utilizan la pared para ser escuchados; con ésta técnica del graffiti son el brote de una nueva generación de jóvenes hartos de que nadaocurra, de que nada cambie. Jóvenes que reclaman un mundo un poco menos asfixiante, cansados de tantos tabúes dogmáticos.

El graffiti es, en definitiva unade las maneras de recobrar la palabra, una practica popular y creativa de agrietar los discursos monolíticos del poder y de las instituciones. Comunicarse,expresarse es una necesidad social e individual que busca satisfacerse por cualquier medio. Podríamos ver al graffiti formando parte de una infinidad de estrategiaspopulares de comunicación y resistencia. Algo más que adaptación activa, construcción conciente, apropiación de los medios y transformación de la realidad.