Las Reliquias Del Existir
Cuando ayer en Valle Giulia pelearon con los policías, ¡yo simpatizaba con los policías! Porque los policías son hijos de pobres. Vienen de las periferias, campesinas o urbanas. En cuanto a mí, conozco muy biensu vida desde niños a muchachos, las inestimables mil liras, el padre un muchacho también, a causa de la miseria, que no da autoridad. La madre encallecida como un changador, o tierna, a causa de alguna enfermedad, como un canarito; y tantos hermanos; la casucha entre los huertos con la salvia roja (en terrenos de otros, loteados); los bajos fondos sobre las cloacas; o los departamentos en losgrandes conglomerados populares, etc.
Y además, miren cómo los visten: como a payasos, con esa tela rústica que apesta a rancho, galpones y pueblo. Lo peor de todo es, por supuesto, el estado psicológico al que los reducen (por unas cuarenta liras al mes): sin sonreír ya nunca más, sin más amistad con el mundo, separados, excluidos (en una exclusión incomparable); humillados por su pérdida decalidad de hombres por la de policías (ser odiados lleva a odiar).
Tienen veinte años, la edad de ustedes, queridos y queridas. Estamos obviamente de acuerdo contra la institución policial. ¡Pero agárrenselas contra el Poder Judicial, y verán! Los muchachos policías que ustedes por sacro vandalismo (de selecta tradición resurgimental) de hijos de papá, han apaleado, pertenecen a la otra clase social.En Valle Giulia, ayer, hemos tenido un fragmento de lucha de clase: y ustedes, amigos (aunque de la parte de la razón) eran los ricos, mientras que los policías (que estaban de la parte equivocada) eran los pobres. ¡Linda victoria, entonces, la de ustedes! En estos casos, a los policías se les dan flores, amigos.
Popolo y Corriere della sera, Newsweek y Monde les lamen el culo. Son sus hijos, suesperanza, su futuro: si les recriminan ¡no se preparan por cierto a una lucha de clase contra ustedes! Cuanto más, a la vieja lucha intestina. Para quien, intelectual u obrero, está fuera de esta lucha de ustedes, es muy divertida la idea de que un joven burgués muela a palos a un viejo burgués, y que un viejo burgués mande a la cárcel a un joven burgués. Suavemente estulos tiempos de Hitlerretornan: la burguesía ama castigarse con sus propias armas. Pido perdón a aquellos mil o dos mil jóvenes hermanos míos que operan en Trento o en Turín, en Pavía o en Pisa, en Florencia y un poco también en Roma, pero tengo que decir: el Movimiento Estudiantil no frecuenta los evangelios cuya lectura sus aduladores de mediana edad les atribuyen, para sentirse jóvenes y crearse inocenciaschantajistas.
Sólo una cosa los estudiantes realmente conocen: el moralismo del padre magistrado o profesional, la violencia conformista del hermano mayor (naturalmente encaminado por la vía del padre), el odio a la cultura de su madre, de orígenes campesinos, aunque ya lejanos. Esto, queridos hijos, es lo que ustedes saben. Y lo aplican a través de dos inderogables sentimientos: la conciencia de vuestrosderechos (se sabe, la democracia los toma en consideración sólo a ustedes) y la aspiración al poder. Sí, sus slogans mencionan siempre la toma del poder. Leo en sus barbas ambiciones impotentes, en sus palideces snobismos desesperados, en sus ojos huidizos disociaciones sexuales, en su rebosante salud prepotencia, en su escasa salud desprecio (sólo en aquellos pocos entre ustedes que viene de la...
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