Las Sátiras

Universidad Nacional de Misiones- Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales.
Carrera: Profesorado y Licenciatura en Letras
Cátedra: Literatura Grecolatina
Profesores: Tarelli, Victoria- Agaliotis, Alejandra






Trabajo Práctico N°2: La sátira











Responsables: Lemes, Silvana Mikaela- Pavón, Florencia Rocío
Lugar y fecha: 22 de septiembre de 2014, Posadas- Misiones
Consigna:
1--Seleccionar dos sátiras de Horacio
2- A partir de las sátiras identificar los recursos estilísticos y explicar cómo configura la intención del autor. Se debe tener en cuenta para la argumentación el contexto y temática, destacando que es lo criticado.
Sátira II- Libro I
Los gremios de tañedoras de flauta, los vendedores de emplastos, los pedigüeños, las comediantas de mimos, los charlatanes..., toda lagente de semejante calaña esta apenada e intranquila porque se ha muerto el cantante Tigelio.
Y es que era en verdad generoso. En cambio este otro, por miedo a que digan de él que es un prodigo, se negara a darle al amigo en apuros algo con lo que pueda librarse del frio y de la dureza del hambre. Si a este otro le preguntaras por que hace menguar malamente el gran patrimonio que le dejaron suabuelo y su padre con su glotonería jamás satisfecha, comprándose todas las gollerías a costa del capital invertido, te respondería que es porque no quiere pasar por tacaño y por hombre de alma mezquina. Y así es alabado por unos y censurado por otros. Fufidio teme a la fama de derrochador y juerguista, [rico como es en tierras, rico en dineros puestos a rédito]. A su capital le apaña una renta delcinco por ciento, y cuanto más perdido esta uno, tanto más implacable lo apremia. Va tras los nombres de los que han tomado hace poco la toga viril, novatos que aun viven bajo unos padres severos. .Quien no exclamara, al oír esto: “!Grandísimo Júpiter!”, ¿pero gasta consigo en proporción
a su renta? ¿Este? Apenas podrías creer lo poco amigo que es de si mismo; hasta el punto de que aquel padre queen una comedia pone en escena Terencio —el que vivía infeliz tras haber provocado la huida del hijo— no se atormentaba a sí mismo de peor manera que él.
Si alguno ahora pregunta: “¿A que viene esto?”... Pues a esto: los necios, por escapar de los vicios, corren hacia los vicios contrarios. Maltino va con la túnica a rastras, y hay quien hasta las ingles se la remanga, de una manera indecente.Rufilo, que es tan exquisito, huele a pastillas, y Gargonio a macho cabrío: no hay término medio. Hay quienes solo quieren tocar a mujeres cuyos talones los cubra un volante cosido al vestido, y otro, en cambio, no toca más que a la que se exhibe en un burdel maloliente. Cuando un hombre muy conocido salía de un lupanar, le dijo Catón en una famosa sentencia:!Bravo, así se hace!; pues tan pronto comohincha las venas la negra pasión, justo es que los jóvenes bajen aquí, y que no anden moliendo en las mujeres ajenas. “No quisiera yo que así me alabaran”, dice Cupienio, admirador de los conos cubiertos de blanco.
Vale la pena que oigáis, los que no queréis que las cosas les salgan bien a quienes andan tras las mujeres casadas, como por todas partes se topan con inconvenientes; como su gustoqueda amargado por muchos dolores y raramente les llega, a menudo entre arduos peligros. Este se tiro de cabeza desde un tejado, a aquel lo mataron a golpe de látigo; este, al huir, cayó en medio de una banda feroz de ladrones, este se tuvo que rescatar con dinero, a este le dieron por culo unos mozos de cuadra. Más todavía: incluso ocurrió que a alguno, a cuchillo, le segaron los testes y el rabosalaz. Y todos decían: “Es justo”, y Galba decía que no. Cuanto mas seguro es, en cambio, el trato con las de segunda; quiero decir las libertas, por las cuales Salustio hace no menos locuras que uno que comete adulterio, Mas si este —en la medida en que su patrimonio y el sentido común le aconsejan, y en cuanto se puede ser desprendido sin exceder la medida— quisiera ser generoso y esplendido,...