las tinieblas de tu memoria negra
Publicado en la barcelonesa Ediciones El Cobre, gracias a la colaboración de los Centros Culturales Españoles de Malabo y de Bata en Guinea Ecuatorial y la Dirección de Relaciones Culturales y Científicas de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, Las tinieblas de tu memoria negra de Donato Ndongo llegan a mis manos. En él secuenta la experiencia de un niño que en la Guinea de los años cincuenta vive el fin de las tradiciones propias de su país, con el paso a las que trae de España el régimen franquista, pero contado desde la perspectiva del hombre ya maduro, melancólico y con sentido del humor que recuerda quintándole las tinieblas a su memoria. Sin embargo, los seres –ahora personajes en estas páginas- de su pueblo(el padre Ortiz y el tío Abeso, su Padre y su Madre, el abuelo Nguema Anseme, el tío Meco y la abuela Mamá Fina, la tía Te y “el primo Mbo y el primo Asumu y el primo Antón y el primo Santos y mi amigo Otunga y mi amigo Ba” (43), el maestro Don Ramón, el padre Ojo Picante, el padre Remigio María Echenagusia, y así un montón más) son parte esencial de su historia, aunque no se podría hablar de estasin hablar de las de estos, porque tienen un papel vital en su historia íntima; el adentro no se entiende sin el afuera en esta novela de Donato Ndongo, establecen correspondencia. Tal vez pudiera hablarse de novela de formación, pues el niño a lo largo de cada página está experimentando un proceso: la novela comienza cuando el protagonista quiere renunciar a su vocación de sacerdote, y debeconvencer al padre rector de sus causas, allí empieza el viaje retrospectivo en que ya el hombre recuerda su infancia, el primer colegio, el seminario en un pueblo vecino y por último su partida en un barco a España. Una formación particular, no tiene que ver con la que puede leerse en ciertas novelas de nuestra literatura latinoamericana porque nos está hablando de la realidad de otro continente, consus puntos en común, claro, y sin embargo esta es la de una tribu silenciada por muchos años y el peso del tiempo es el peso también de la imposibilidad de estos seres de la novela para alzar su voz. Por eso en ella Ndongo plantea en la interioridad del protagonista un conflicto clave, vital, de ese proceso (que es conflicto siempre) de formación: ¿de lado de qué mundo se pondría? Primero lo hacedel de los neocolonialistas católicos, pero nunca deja de escuchar la esplendorosa voz de la tribu que lo llama y lo reclama insistentemente en los más mínimos detalles, en los gestos, en los sonidos, en las personas, en un flujo vital que lleva por dentro y del que, sabe, no puede escapar. Aun así, al recordar y narrar su abordaje al barco que lo llevaría a España, el narrador dice: “Y la selvaiba quedando atrás, las palmeras se empequeñecían a medida que se agrandaba el barco”, este último como símbolo del progreso de la modernidad y la selva como símbolo de los instintos esenciales de los hombres de su tribu. Pero tal vez haya aquí en la novela de Ndongo una complicidad de tribal que nunca se abandona, así como la que en los últimos capítulos de la novela se nos revela tenía su padre,quien siempre había sido retratado como el fiel servidor de los españoles, pero la verdad es que “jamás había pactado con ellos para saber cómo deben ser tratados, qué comida les gusta y qué cosas les irritan, cómo fornican y cuántos cigarrillos fuman cada día, alguien debe estar con ellos para vigilarles de cerca” (143), y como el protagonista, su hijo, era muy inteligente, en esa reunión entrepadre, tíos y abuelo, conoce su papel dentro de la tribu: “conseguir su fórmulas, ellos te han consagrado con su sabiduría, dicen que eres un chico listo y sólo quieren a los listos junto a ellos, tienes que adentrarte más entre ellos para conseguir la fórmulas de su poder para la tribu” (143). El hombre que recuerda basa su técnica de escritura en este sentido: a través de la reproducción de la...
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