Las Zapatillas

El inspector Marais revisaba personalmente las embarcaciones que llegaban al puerto desde olvidadas regiones. Prefería hacerlas regresar de inmediato a sus países de origen que tener que lidiardespués con robos, vagabundos y desheredados.
En ese procedimiento de rutina, algo que lo distrajo, permitió a un muchachito de unos catorce años salir corriendo, desapareciendo en el muelle. Podríahaber tirado apuntando a esas zapatillas saladas, pero le pareció demasiado chico para terminarlo de esa forma
Como de costumbre, no lo alteró ni llantos ni súplicas, completados los formularios derigor, los once clandestinos volvieron a su destino. El chico le preocupaba, lo buscaría y despacharía lo antes posible. Dio una recorrida por los pobres lugares aledaños donde se escondían sinéxito, los pocos que lograban burlar el control. Creyó divisar a lo lejos unas zapatillas que le parecieron las del chico en su loca carrera. El sol de la tarde y la necesidad de tomar algo fresco, lodecidieron a postergar la búsqueda. Quizás el chico se arrojaría al mar y la fatalidad habría ayudado en su trabajo. Después de todo, era un indeseable más y su deber era evitar el ingreso deindeseables.
Bongón exhausto se refugió en el café-bar del puerto . Sus grandes ojos , mansos y asustados como los de un cervatillo perseguido, hicieron que la dueña lo mirara con blandura en vez degritarle que se fuera antes que llamara a la policía. El chico con la cabeza gacha, el rostro mojado de miedo y sudor no dijo palabra alguna. Lucía en un impulso no frecuente, le acercó una taza deleche con dos medialunas. Al divisar por la vidriera al inspector, lo llevó al depósito y cerró la puerta.
Lucía, era una hermosa mujer de casi cincuenta años , rubia y esbelta que atendíatodos los días su café –bar. El inspector la quería en silencio, nunca le había dicho una palabra que delatara su amor, convencido que esa dama fina y distante que por alguna razón desconocida vivía...