Lasratas

Las ratas, de José Bianco
Como ya lo apuntaran Blanchot y luego Foucault, la escritura está directamente ligada con la muerte. En el momento en que se escribe, el signo pasa a reemplazar alreferentereal y así, en ese proceso, lo mata. Esta manera de concebir la tarea del escritor me parece apropiada para leer Las ratas, de José Bianco, en donde nos encontramos con Delfín, narrador-autor quesedescribe a sí mismo como un "personaje secundario" dentro de una obra en la que él participa, pero de la cual no tiene el guión. Delfín pasa todo el tiempo "leyendo" la conducta de su mediohermano,Julio, la de su padre, la de su madre y la de su tía manipuladora, Isabel: Delfín es, a primera vista, un ente meramente pasivo, al que las cosas simplemente le suceden.
Sin embargo, hay un momentoen queeste personaje en apariencias inocuo hace un viraje drástico desde su pasividad para convertirse en actor principal y autor de la historia que nosotros leemos. Precisamente, es a través de unamuerteque esta operación es posible, muerte que a su vez vehiculiza la enunciación, por no decir que la causa directamente.

Pero vayamos por partes. Las ratas comienza con una descripción de lacasa en laque conviven los Heredia, una familia sugestivamente endogámica. La aparición en primer lugar de la casa no me parece casual: el espacio cerrado a lo largo de la historia contribuye a reforzarlaatmósfera sofocante, casi claustrofóbica y peligrosamente íntima, en la que viven sumidos los Heredia. Delfín, el niño que está dejando de ser niño, nos cuenta los sucesos que antecedieron alsuicidio de sumedio hermano, Julio, el científico que experimenta con ratas en el ático. A partir de aquí, desfilan ante nosotros una serie de personajes ambiguos, movidos por diversos intereses que noquedan nuncadel todo claros porque están cubiertos por la máscara redentora de la hipocresía, pero que aparentan provenir del mismo sitio: las bajas pasiones. Así, una tía panóptica y ambiciosa, un...
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