Lazarillo de Tormes

Otra lectura del Lazarillo de Tormes

Por Micaela Procopio










Un relato visible esconde un relato secreto, narrado de un modo elíptico y fragmentario.
Ricardo Piglia

La vida de Lazarillo de Tormes, y de sus fortunas y adversidades, es una obra que a pesar de su apariencia sencilla ypequeña, ha suscitado innumerables estudios y ha mantenido ocupado al campo de la crítica literaria durante cinco siglos. Y es que detrás de esta superficie llana se esconde un lenguaje profundo, disparador de innumerables sentidos.
Ciertamente, la profusión de investigaciones en torno a esta obra convierten el análisis de la misma en un auténtico desafío. Pues… ¿cómo acceder a semejante diversidad deexposiciones? Y más inquietante aún… ¿quedará algo más que decir?
Frente a este panorama, propongo una lectura del Lazarillo que me permita poner en tensión y diálogo algunos aportes de la crítica literaria con ciertas líneas teóricas de la estética de la recepción y de la semiótica. En esta conversación persigo vislumbrar algunas de las preguntas que esta obra suscita en los lectores. Es decir, elfoco de interés está puesto en la problematización del acto de lectura.
Como primeras conjeturas, propongo al Lazarillo como la combinación de dos relatos: uno literal y otro imaginario. La convivencia de ambos es profundamente coherente con el tono, el punto de vista y la estructura total de la obra. Especialmente, la presencia entrelazada de ambas historias se encuentra vinculada a larelación entre el “yo” y el “tú”: el narrador y nosotros (los lectores):
Aunque aparezca como nueva, una obra literaria no se presenta como una novedad absoluta en medio de un vacío informativo, sino que predispone a su público mediante anuncios, señales claras y ocultas, distintivos familiares o indicaciones implícitas para un modo de recepción completamente determinado. Suscita recuerdos de cosas yaleídas, pone al lector en una determinada actitud emocional y, desde el primer momento, hace abrigar esperanzas en cuanto al “medio y al fin” que pueden mantenerse o desviarse, cambiar de orientación o incluso disiparse irónicamente en el curso de la lectura. (Jauss, 1976: 164)

Comenzamos a leer las primeras líneas del Lazarillo, pero no es nuestra primera lectura sino la segunda, la tercera…Hemos consultado algunos textos o comentarios críticos, y nos sentimos suficientemente capaces de expresar nuestras propias lecturas. Somos como los “buscadores de tesoros” que ansiamos encontrar las rutas secretas. Leemos:
“Yo por bien tengo que cosas tan señaladas y por ventura nunca oídas ni vistas vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido, pues podría ser que algunosque las lea halle algo que le agrade y, a los que no ahondaren tanto, los deleite”…
Así comienza el prólogo…, con un “yo” poderosamente persuasivo que se presenta como el responsable de la escritura y de contar “cosas tan señaladas y por ventura nunca oídas ni vistas”: un “yo” revelador. Tendremos que aguardar todavía un poco para aclarar qué “cosas tan señaladas” se pondrán de manifiesto; peropodemos advertir que esta acción reveladora de lo no dicho tiene un carácter, sino de transgresión de turbulencia. Parece interesante que consideremos el aporte de José Antonio Maravall, quien afirma: “la novela picaresca es un producto incipiente, confuso, se puede llamar incluso trivial (en cuanto a las manifestaciones en que de ordinario va a fijarse), de una nueva corriente ideológica: unacorriente que va a definirse como una nueva actitud, enfrentada a la sociedad tradicional” (Maraval, 1986: 294).
Ahora bien, este enfrentamiento hacia la sociedad tradicional puede incluir numerosos y diferentes puntos de ataque. Para Américo Castro, por ejemplo, el Lazarillo alienta la reacción de los conversos hacia el Santo Oficio; es decir, presenta una actitud anticlerical (Cf. Alborg,...