Lazos Distantes

Lazos distantes
Recuerdos I

CAPÍTULO 1
6:30 HORAS, 13 DE DICIEMBRE DEL 2552 (CALENDARIO MILITAR)
/ EN LAS AFUERAS DE LA VÍA LACTEA/ INSTALACIÓN 00/ DENTRO DE LA CIUDADELA.

Se encontraba en un ambiente vacío, un lugar extenso y nada a su alrededor, ella estaba recostada sobre el suelo, apoyada sólo con su brazo izquierdo y al cabo de un rato de que aquel intenso dolor proveniente de suespina desapareciese por completo; empezó poco a poco a levantarse. Ya de pie, empezó a preguntarse ¿dónde estaba? , que pasó con el sargento Johnson, el profeta y los brutes ; aquel lugar abundaba el silencio absoluto, algo similar a una página en blanco de un libro y donde ella se convirtió en un punto en medio de tan extraño territorio.
—¿Dónde Estoy?, ¡ Johnson! ¡Johnson! ¿Dónde estás ?(Dios mío ¿que pasó?, ¿A dónde se irían todos? ¿Esto es producto de la activación de los anillos? ¿Dónde ¡rayos! estoy? )
Caminó hacia ningún lugar en específico un largo rato gritando y preguntando; después paró de golpe al escuchar algo detrás de ella.

—¿Miranda eres tú? Hija… me alegro… volver… a verte.
El Capitán Jacob Keyes lucía reluciente con aquel uniforme blanco que hacía que esemismo vacío fuese opacado con su presencia. Y las emblemas de aquellas medallas estaban intactas y brillantes; inclusive aquellos ojos azules y lúcidos que le miraban algo vidriosos. Keyes le sonreía de manera peculiar, al fin y al cabo era su padre y era una de esas sonrisas que invitaba a que el deber y lo formal al servicio de la UNSC en ese preciso momento, ya no importara. En aquellos díasde antaño durante su estancia en la Academia en el estado de Mare Nubium mejor conocida como Academia para oficiales de la UNSC en la Luna, Keyes se reunía con su hija Miranda en el parque central de Newton, una ciudad que se conectaba con túneles sellados y tubos herméticos hacia a las instalaciones de la Academia, y el asentamiento civil Asimov. El parque central de la ciudad de Newton seencontraba el pequeño santuario de Miranda, de lado este de aquel parque se encontraba un puesto de helados el cual Keyes acostumbraba a llevarla. A pesar de que la tecnología podría facilitarles de cierta forma su vida diaria, Keyes siempre daba paseos con su hija en aquel parque; donde aveces…su segundo trabajo en ser un joven padre cobraba más valor que el del servicio.

Miranda con actitudatónita observó una medalla en especial que le llamó la atención:
—¿La cruz colonial? Pero…yo la recibí en mis manos, ¡Dios mío!… ¡No, no puede ser! —Miranda se derrumbó sobre sus rodillas tocando al suelo, llevándose las manos hacia su rostro.

—No, no, no ¡Es imposible! Yo realmente…—Comprendiendo lo que había pasado. Hincada ante su padre, ella lloraba desconsolada como aquella vez que renegóy maldijo por primera vez a su madre y a sus “proyectos” por haberla abandonado y renunciado a ella.

Literalmente la Dra. Catherine Halsey no podría hacer tal cosa a su propia hija, ya que desde que empezó su carrera ella jamás tenía contemplado en tener una “familia” y hacerse cargo. Pero Halsey no podría darse el lujo de que aquella criatura que le despertaba por las noches, creciera enaquel ambiente entorno a sus ambiciones e investigaciones. Al fin y al cabo implicaba ya un riesgo trabajar para la ONI. Pero era comprensible que Miranda tuviera rencor hacia su madre.

—Lo siento Mir… uh… Hija… pero es tiempo de que “ellos terminen lo que nosotros empezamos,”. Créeme hiciste bien en hacerlos llegar hasta allí, y ahora… es bueno saber que tendrán una posibilidad. —Keyes seacercó a ella y trató de tocar su cabeza delicadamente con su mano derecha, pero paró en seco y en vez de eso se inclinó a ella como los viejos tiempos, cuando Miranda a los 8 años de edad se raspaba las rodillas al caer de su bicicleta y Keyes se arrodillaba para auxiliarla.
—Pensé que jamás volvería a verte y me aterraba olvidarte para siempre, olvidar nuestros recuerdos, lo que realmente...