León Tolstoi Resurrección

Páginas: 710 (177281 palabras) Publicado: 11 de noviembre de 2015
León Tolstoy
Resurrección



Entonces se le acercó Pedro y le
preguntó: « Señor, ¿cuántas ve­-
ces he de perdonar a mi hermano
si peca contra mí? ¿Hasta siete
veces? » Dícele Jesús: «No digo
yo hasta siete veces, sino hasta
setenta veces siete.»
SAN MATEO, 18, 21‑22.

¿Cómo ves la paja en el ojo de
tu hermano y no ves la viga en
el tuyo?
SAN MATEO, 7, 3.

El que de vosotros estésin pe-
­cado, arrójele la piedra el pri­-
mero.
SAN JUAN, 8, 7.

Ningún discípulo está sobre su
maestro; para ser perfecto ha de
ser como su maestro.
SAN LUCAS, 6, 40.


PRIMERA PARTE

I

En vano los hombres, amontonados por centenares y miles sobre una estrecha extensión, procuraban mutilar la tierra sobre la cual se apretujaban; en vano la cubrían de piedras a fin de que nada pudiesegerminar en ella; en vano arrancaban todas las briznas de hierba y ensuciaban el aire con el carbón y el petróleo; en vano cortaban los árboles y po­nían en fuga a los animales ya los pájaros; la primavera era la primavera, incluso en la ciudad. El sol calentaba, brotaba la hierba y verdeaba en todos los sitios donde no la habían arrancado, tanto en los céspedes de los jardines como entre las grietas delpavimento; los chopos, los álamos y los cerezos desplegaban sus brillantes y perfumadas hojas; los tilos hin­chaban sus botones a punto de abrirse; las chovas, los gorriones y las palomas trabajaban gozosamente en sus nidos, y las moscas, calentadas .por el sol, bordoneaban en las paredes. Todo estaba radiante. Únicamente los hombres, los adultos, continuaban atormentándose y tendiéndose trampasmutuamen­te. Consideraban que no era aquella mañana de primavera, aquella belleza divina del mundo creado para la felicidad de todos los seres vivientes, belleza que predisponía a la paz, a la unión y al amor, lo que era sagrado e importante; lo im­portante para ellos era imaginar el mayor número posible de medios para convertirse en amos los unos de los otros.
Así, en la oficina de la prisión deuna cabeza de partido se consideraba como sagrado e importante no el hecho de que la primavera regocijase y encantase a todos los hombres ya todos los animales, sino el de. haber recibido la víspera una hoja timbrada y numerada que contenía la orden de conducir aquel mismo día, 28 de abril, a las nueve de la mañana, al Palacio de Justicia a tres detenidos: dos mujeres y un hombre. Una de esasmujeres, considerada la más culpable, debía ser conducida por separado. Y he aquí que, de conformidad con semejante aviso, el 28 de abril, ,a las ocho de la mañana, el vigilante jefe entró en el sombrío e infecto coorredor del de­partamento de mujeres. Iba seguido por la vigilanta, mujer de aspecto cansado, de cabellera gris, vestida con una camisola cuyas mangas estaban adornadas de galones y lacintura reca­mada de azul.
-¿Viene usted a buscar a Maslova? -preguntó, acercán­dose con el guardián a una de las celdas que daban al corredor.
El vigilante, con un ruido de chatarra, hizo funcionar. a cerradura y abrió la puerta, por la que se escapó un aire más nauseabundo aún que el del pasillo.
-¡Maslova! ¡Al tribunal! -gritó.
Luego cerró la puerta y aguardó.
Incluso en el patio de la prisión, elaire que llegaba de los campos era fresco y vivificante. Pero en .aquel corredor, la at­mósfera se mantenía pesada y malsana, infectada de estiércol, de podredumbre y de brea, lo que hacía que todo recién llegado, desde el mismo momento de su entrada, se pusiera tríste y taciturno. La vigilanta lo notó también, por muy acostumbrada que estuviese a aquel aire viciado. Apenas entró en el comedorexperimentó una especie de fatiga y somnolencia. .
En la celda común de las presas se oían voces y el ruido de pasos producidos por pies descalzos.
-¡Vamos! ¡Más aprisa! ¡Te digo que te apresures, Mas­lova! -gritó el vigilante jefe por la rendija de la puerta en­tornada.
Dos minutos después apareció una mujer joven, bajita, de pecho amplio, vestida con un capotón de tela gris puesto en­cima...
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