lea novera sobreviviente
Estuve en la Marcha de la Muerte. Los rusos nos liberaron a orillas del Río Elba, el 23 de abril de 1945. Dos años después llegué a Argentina, vía Uruguay, de manera clandestina. Soy viuda, tengo 82 años, dos hijos y cinco nietos. Soy una de las primeras socias del Museo del Holocausto deBuenos Aires. Esto no nos pasó sólo a los judíos, le pasó al mundo.
Antes de ser enviada al campo de exterminio, estuve recluida con mi familia en el gueto donde comenzaron las penurias, crueldades y carencias.
En el block de Auschwitz-Birkenau al que fui destinada, me tocó compartir el camastro con tres mujeres belgas y francesas. Conspiraban entre cuchicheos sin saber que yocomprendía casi todo lo que decían. Cuando lo descubrieron se asustaron porque yo podría delatarlas a cambio de un pedazo de pan. No lo hice. Callé. Me tomaron bajo su ala y me protegieron, me adoptaron y me cuidaron. Aprendí con ellas qué es la solidaridad, el humanismo y la voluntad de resistir. Estas compañeras de camastro integraban una célula de la red que planeaba sabotajes en el campo, uno de loscuales fue la voladura con dinamita de uno de los hornos crematorios. Habían sido militantes socialistas y comunistas y tenían contactos con otros militantes prisioneros en Auschwitz, algunos de los cuales estaban en sitios de alguna influencia. Ellas abogaban por mí y siempre conseguían ubicarme en los lugares más protegidos, bajo techo, en un trabajo más liviano y menos arriesgado. En los últimosmeses por ejemplo me enviaron a la Schreibschtübe, tras un escritorio, aunque yo no tenía experiencia alguna en trabajos de escritorio. Por las dudas, siempre había alguien atento a que no hubieran moros en la costa que pudieran descubrirme y si venía algún nazi me avisaban y ahí me ponía a trabajar como si supiera lo que estaba haciendo.
Lo que quiero contarles es algo misterioso que pasó: en esascondiciones de inhumanidad hubo personas que mantuvieron su humanidad a pesar de todo.¿Cómo es eso posible?
Uno nunca sabe cómo actuará en circunstancias límite tan alejadas de la vida cotidiana. El ser humano reacciona de maneras inesperadas, tanto para el bien como para el mal. En el horror que nos rodeaba, cada minuto era la vida o la muerte, mantenernos humanos era una gigantesca hazaña, otrade las hazañas del pueblo judío durante la Shoá, una de las mayores.
Cada día sucedía algún pequeño hecho que me reconciliaba con la vida, que me daba fuerzas y aliento. Recuerdo por ejemplo a una mujer, nunca supe su nombre, que se acercó durante el trabajo y me dio una pequeña rodaja de pan con mermelada. ¿Saben lo que significa ese gesto? era su única comida del día y me la daba a mí. No sé...
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