Lección 2. Jesucristo, Evangelizador.

Lección 2. JESUCRISTO, EVANGELIZADOR.

Jesús nos enseña a evangelizar por medio de su ejemplo.

6. TESTIMONIO Y MISIÓN DE JESÚS.
El Papa nos habla de Cristo y de dos particularidades acerca de la misión que le confió el Padre: anunciar el Reino de Dios en otras ciudades, y su consagración a ese anuncio.
Comenzaremos por el segundo: es necesario que entendamos que la misión esencial deCristo no es otra sino provocar en el hombre el hambre de Dios, el deseo de su encuentro definitivo y perpetuo con Dios, que en suma es ese “venga a nosotros tu Reino” a que aludimos cada día en el Padrenuestro. Todo lo demás, su vida, milagros, su doctrina, e incluso su muerte y resurrección, son debidos a eso, o para eso.
Lo primero, “en otras ciudades”, tomando en cuenta la oportunidad evangélicaen que pronuncia (Lc 4,43) dando el adiós una muchedumbre que trataba de retenerlo indefinidamente, es una llamada de atención a quienes quieran ser apóstoles: antes de emprender esta donación, vean si son capaces de hacer lo que Cristo: dejarlo todo hasta su ciudad si es preciso. El evangelizador no puede circunscribir o limitar sus actividades a un espacio determinado, ni puede tener laestrechez de miras de actuar tan solo para su familia, su calle, su barrio, su parroquia: como su Maestro, siempre estará dispuesto a ir allá, donde sea necesario dar a cono0cer el Reino de Dios, porque el mundo hata su confín es el espacio que Cristo señaló por término de la predicación (Hch 1, 8).

En cambio, señala el Pontífice, en cuanto a la calidad de personas, si hace una distinción el Señor enlo económico: evangelizar a los pobres. A primera vista parece injusto: ¿por qué a los pobres? y ¿los ricos no tienen derecho? En la vida real heos contemplado hasta la indignados a éstos por tal distinción.
Pero también en la vida real hemos admirado el conocimiento a la vez profundo y certero que Cristo tenía del hombre: cuando este necesita de Dios, entonces le invoca, y le escucha, y seabre a la gracia, y busca y con facilidad encuentra el Reino. En cambio, cuando el hombre, sea por las riquezas, por el poder, por la seguridad tempora, por la abundancia de la comodidades y goces, se siente “autosuficiente”, capaz de todo por sí mismo, difícilmente se acerca a Dios, se le entrega y acepta su Reino. Es esta situación a la que aludía el Señor cuando decía: “Es más fácil que un camelloentre por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de Dios.” (Lc 18,25).
Ahora, que se hace necesario dejar bien claro qué clase de “pobres” o de “ricos” se refiere Cristo: “Bienaventurados los pobres de espíritu, había Dicho, porque de ellos es el Reino de los cielos” (Mt 5, 3), pues algunos no entienden la distinción que el mismo Señor Jesús hace entre los que tienen y los queno:
En verdad y con toda realidad hablaba de los que tienen grandes carencias, cuando hablaba de “evangelizar a los pobres”,; pero también, y muy de veas hablaba de los “pobres de espíritu”, como propietarios legítimos del Reino. Y es que la pobreza evangélica se practica, no cuando en forma real no se tiene, sino cuando logra el hombre vivir desprendido de los bienes. Un pobre real que vive conambición injusta por lo que no tiene, no escuchará la voz del Evangelio al igual que el realmente rico que egoístamente usa de los bienes a su capricho.
En cambio uno que contando con bienes en abundancia, vive en la actitud del “buen administrador de su Señor”, bien que escucha la voz del Evangelio, según (Mt 24, 45): ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el Señor puso al frentede su servidumbre para darles la comida a su tiempo? Ciertamente hay muchos ricos así, que se cuentan entre los “pobres de espíritu” dispuestos a escuchar el Evangelio, como desgraciadamente, los pobres con ambición insana no escuchan el Evangelio ni menos lo ponen en práctica por más que sufran físicamente su pobreza. Estos no heredarán el Reino de los Cielos.
Aquí se nos habla ya cierta y...