lectura infierno Francesco Gungui
Europa, asolada por el crimen y la desigualdad, ya no es ni la sombra de lo que fue. Solo la oligarquía dominante, recluida en
un oasis infranqueable llamado Paraíso, disfruta de una vida de lujo y comodidades.
Para tratar de controlar el caos que reina en el continente, las autoridades han diseadouna prisión de máxima seguridad,
Infierno, erigida sobre una pequea isla volcánica. Nadie escogería trasladarse voluntariamente allí. Nadie salvo Alec, un
joven que ha nacido y crecido en la parte equivocada del mundo y que ya no le teme a nada
Cuando descubre que la chica de quien está enamorado, Maj, se halla encerrada en la prisión, decidirá arriesgarlo todo para
salvarla
FrancescoGungui
Infierno
Canto d e l as ti erras d i vi d i d as 1
e Pub r1.0
m a c ja j 15.04.14
Título original: Inferno. Canti delle terre divise 1
Francesco Gungui, 2013
Traducción: César Palma
Fotografía: Andrei Aleshyn
Retoque fotográfico: Rodrigo Brito
Diseño de Cubierta: Silvia Bovo
Editor digital: macjaj
ePub base r1.0
1
DEJAD, LOS QUE AQUÍ ENTRÁIS, TODA ESPERANZA[1]
aenorme inscripción brillaba sobre el macizo portal de mármol blanco de la Catedral del Mar de
Europa. Las letras estaban envueltas en llamas y proyectaban resplandores amarillos y
anaranjados sobre las cornisas ennegrecidas y las estatuas. Bajo la inscripción pasaban las imágenes
del Infierno. De día y de noche. Ininterrumpidamente.
Se veía a un chico de unos veinte años tumbado en el suelo,parcialmente oculto por una roca.
Detrás de él, un sendero ascendía unas decenas de metros por una pendiente, y terminaba ante
imponentes murallas de cemento. De repente, en el plano apareció el hocico de un perro. Olfateó el
aire, se volvió hacia un lado y hacia el otro, y con la pata escarbó el suelo. El perfil de un segundo
perro salió de la oscuridad, ladraba con rabia, salpicaba baba a sualrededor. Solo cuando se
materializó una tercera cabeza, el cuerpo del animal avanzó hacia el chico. Tenía patas robustas,
pecho ancho y musculoso, el pelo erizado ya manchado de sangre.
El grito de una niña retumbó en la plaza en cuanto las tres cabezas empezaron a girar
nerviosamente, mostrando los tres cuellos unidos a un único cuerpo. Era un cerbero, una de las
criaturas monstruosas de lasque está infestado el Infierno. Sus músculos se hinchaban cada vez que
se erguía una de las cabezas, mientras las otras golpeaban con violencia el suelo, conteniendo a duras
penas una furia a punto de estallar.
Luego el cerbero se abalanzó sobre el chico.
Alec se paraba siempre a ver unos minutos esa proyección después de la jornada de trabajo en el
Casino. Aquel espectáculo constituía unpobre pero suficiente consuelo que le recordaba que, pese a
todo, su vida era mejor que el Infierno.
Con las manos hundidas en los bolsillos y la espalda apoyada en el muro de una de las casas
derruidas que antaño habían sido viviendas de pescadores, Alec observaba aquellas escenas y se
preguntaba por las culpas de los condenados.
—¿Tú crees que muere? —preguntó una voz femenina detrás de él.Alec se volvió y sonrió.
—Hola, M aureen.
La sudadera negra le ocultaba los pechos y las caderas, y los vaqueros anchos le tapaban las
piernas esbeltas, mientras que la capucha calada sobre la frente retenía el largo pelo rizado y hacía
sombra a su piel aceitunada y a sus ojos profundos. En el trabajo llevaba minifalda y tops
provocativos, pero cuando salía del Casino difícilmente un cliente lahabría reconocido.
La imagen de la pantalla desapareció y, en vez del cerbero, apareció el símbolo de la Oligarquía: el
círculo de fuego con los cuatro rayos, uno por cada oligarca de Europa. Su unión la ratificaba el fuego,
su poder hundía sus raíces en la justicia absoluta del Infierno.
La pantalla se oscureció unos segundos, a continuación mostró una toma aérea del gran cráter
L...
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