Lectura semiótica
A lo largo y ancho de la carrera Carabobo, es decir, contemplando calles y carreras adyacentes, hay un lugar, –un pequeño sistema planetario– con mundos compuestos porarmonías y contrastes. Mundos para quienes quieren observar o ser observados, mundos para las gentes que caminan lento o rápido, para las que reflexionan o se precipitan, para las que sueñan, y tambiénpara las que viven en una realidad inalterable. Ese sistema planetario ubicado en la ciudad, tiene mundos con nombres, son muchos pero teniendo en cuenta el recorrido de quien observa y escribe sepueden nombrar algunos, en este caso, dos.
Jardín Botánico 3:34 p.m.
Llegando al centro de la ciudad hay un lugar –un mundo– en el que la libertad es el mandamiento inicial: la mayoría de las gentesque pisan estos suelos, herbáceos, acotados, atiborrados de animales: gatos, loros, patos, iguanas… y árboles con flores y frutos multicolores, buscan un escape. Respiran serenamente, juegan odescansan; en este mundo las gentes pueden enajenarse, no hay futuro, hay un presente constante bajo el inefable clima de un árbol. Los que observamos las montañas que se divisan en esta ciudad amurallada porellas las vemos verdes y azules y si usted que lee esto cree que a veces las montañas no son azules, yo le digo: deténgase, por favor a mirarlas más, no corra, no mantenga su cabeza gacha, mírelas,sobre todo en las tardes soleadas como esta. Y si le queda gustando eso de mirarlas, se dará cuenta de que cuando llueve son blancas porque la lluvia y la neblina las desdibujan.
Los niños que jueganen este mundo no conocen el tiempo, juegan sin mesura hasta que sus cuerpos no resisten un movimiento más y duermen plácidos y sin desvelos en las noches por las largas horas – para ellos cortas–...
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