Lecturas
Dulce soñar y dulce congojarme
cuando estaba soñando que soñaba;
dulce gozar con lo que me engañaba
si un poco más duraba el engañarme;
dulce no estar en mí, que figurarme
podía cuanto bien yo deseaba;
dulce placer, aunque me importunaba
que alguna vez llegaba a despertarme.
¡Oh sueño, cuánto más leve y sabroso
me fueras si vinieras tan pesado
que asentaras en mí con másreposo!
Durmiendo, en fin, fui bienaventurado;
y es justo en la mentira ser dichoso
quien siempre en la verdad fue desdichado.
Juan Boscán.
Solo e pensoso i più deserti campi
Solo y penoso en páramos desiertos
mis pasos doy cuidosos y cansados
y entrambos ojos traigo levantados
a ver no vea alguien mis desconciertos.
Mis tormentos así vienen tan ciertos
y van mis sentimientos tancargados
que aun los campos me suelen ser pesados
porque todos no están secos y muertos.
Si oigo balar acaso algún ganado
y la voz del pastor da en mis oídos,
allí se me revuelve mi cuidado
y quedan espantados mis sentidos
cómo ha sido no haber desesperado
después de tantos llantos doloridos.
Juan Boscán.
A Garcilaso de la Vega.
Garcilaso, que al bien siempre aspiraste
y siempre contal fuerza le seguiste
que a pocos pasos que tras él corriste
en todo enteramente le alcanzaste,
dime: ¿por qué tras ti no me llevaste
cuando desta mortal tierra partiste?
¿Por qué al subir a lo alto que subiste
acá en esta bajeza me dejaste?
Bien pienso yo que si poder tuvieras
de mudar algo lo que está ordenado
en tal caso de mí no te olvidaras;
que, o quisieras honrarme con tu lado
o,a lo menos, de mí te despidieras
o, si esto no, después por mí tornaras.
Juan Boscán.
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ODA A LA VIDA RETIRADA
¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;
Que no le enturbia el pecho
de lossoberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio Moro, en jaspe sustentado!
No cura si la fama
canta con voz su nombre pregonera,
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.
¿Qué presta a mi contento
si soy del vano dedo señalado;
si, en busca deste viento,
ando desalentado
con ansias vivas, con mortal cuidado? ¡Oh monte, oh fuente, oh río,!
¡Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso.
Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de a quien la sangre ensalza o el dinero.
Despiértenme las aves
con su cantar sabroso no aprendido;
no los cuidados graves
de que es siempreseguido
el que al ajeno arbitrio está atenido.
Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.
Del monte en la ladera,
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto.
Y como codiciosa
por ver y acrecentarsu hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.
Y luego, sosegada,
el paso entre los árboles torciendo,
el suelo de pasada
de verdura vistiendo
y con diversas flores va esparciendo.
El aire del huerto orea
y ofrece mil olores al sentido;
los árboles menea
con un manso ruïdo
que del oro y del cetro pone olvido.
Téngase su tesoro los que de un falso leño se confían;
no es mío ver el lloro
de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porfían.
La combatida antena
cruje, y en ciega noche el claro día
se torna, al cielo suena
confusa vocería,
y la mar enriquecen a porfía.
A mí una pobrecilla
mesa de amable paz bien abastada
me basta, y la vajilla,
de fino oro labrada
sea de quien la mar no...
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