Lecturas
Por Antonio Caballero
OPINIÓN: Una cosa es querer hacer justicia (acertando o equivocándose en la sentencia), y otra pretender ocultar la historia.
Sábado 4 Febrero 2012
Conla condena a treinta años de cárcel proferida por el Tribunal Superior de Bogotá contra el coronel Alfonso Plazas Vega, quien ya ha pasado varios de detención preventiva en un casino de oficiales,vuelven a aflorar las responsabilidades penales y políticas de aquel atroz episodio criminal, obra de múltiples autores enfrentados, que fue la toma y contratoma del Palacio de Justicia hace 25 años. Enla sentencia se le exige también al Ejército que pida públicamente perdón por lo ocurrido. Y se propone que el entonces presidente de la república Belisario Betancur responda por ello ante la CortePenal Internacional.(Ante lo cual sale el hoy presidente Juan Manuel Santos a pedirle perdón a Betancur, cosa que no viene a cuento: el jefe del Ejecutivo no tiene por qué opinar sobre las decisiones delPoder Judicial).
El expediente del caso tiene 42.465 folios (que yo no he leído), y los defensores del condenado coronel Plazas afirman que está lleno de inconsistencias y de falsos testimonios.Pero en el fondo hay un hecho incontrovertible, del cual fuimos testigos millones de colombianos a través de la televisión: la eliminación, posterior a los combates, de once personas que vimos salirvivas y detenidas del Palacio incendiado, y después fueron encontradas muertas dentro de sus ruinas calcinadas o desaparecieron sin rastro. (La condena a Plazas se refiere solo a dos de ellas, sobre cuyoscasos, según los magistrados, hay plena prueba).
En primer lugar hay que barrer el mucho palabrerío políticamente interesado que ha ido creciendo a lo largo de estos veinticinco años en torno a latragedia. Así, no es verdad que se juzgue al coronel -y otros más deberían ser juzgados- por haber 'defendido la democracia' en la batalla del Palacio. Se lo juzga por un delito específico cometido...
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