Lecturas
El sueco por Ernesto Cardenal
Ernesto Cardenal (1925) nació en Granada, Nicaragua. Es poeta y sacerdote, que creó en su país la abadía de Solentiname, que se convirtió en un poderoso centro poético y político, capaz de revolucionar la vida cultural y religiosa latinoamericana. En su poesía se observa la influencia de los poetas de la generación beat de los años 60 de los Estados Unidos.Otras obras de este autor: Oración por Marilyn Monroe y Homenaje a los indios americanos.
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Yo soy sueco. Y hago notar en primer lugar esta peculiaridad de que soy sueco porque a ello se debió todo el extraño caso de mi vida, el acontecimiento verdaderamente increíble, que hoy me propongo relatar. Yo soy sueco, pues, como iba diciendo, y me llamo EricHjalmar Ossiannilsson. Sucedió que vine, aún joven, por el año 1897 a esta pequeña república de Centroamérica (en la que aún me encuentro), con el objeto de buscar una curiosa especie de la familia de las Iguanidae, que yo considero descendiente muy directa del dinosaurio. Mi viaje fue, sin embargo, con tal mala suerte, que apenas había acabado de cruzar la frontera cuando caí preso. Por qué caípreso no se espere que lo explique; que he concentrado toda mi mente durante años tratando de explicármelo sin ningún éxito y creo que no hay nadie en el mundo que lo sepa. El país estaba entonces en revolución y mi aspecto nórdico causaría suspicacias, además de que yo no podía hacerme entender de nadie por desconocer el idioma; aunque es evidente que ninguna de estas causas por sí solas sonsuficientes para caer preso. Pero, en fin, ya he dicho que es completamente inútil tratar de explicárselo; sencillamente, caí preso. De nada me sirvió el que en un idioma imperfecto tratara de hacerles ver que yo era sueco. Mi convicción de que el representante de mi país llegaría a rescatarme se desvaneció con el tiempo, cuando descubrí que ese representante no sólo no podía entenderse conmigo, porqueno sabía sueco y jamás había tenido la menor relación con mi país, sino que también era un anciano de más de noventa años y enfermo y que además a menudo caía preso. Allí en la cárcel conocí a un sinnúmero de personalidades importantes de la república, que también acostumbraban a menudo a caer presos: ex presidentes, senadores, militares, señoras respetables y obispos, y aún una vez incluso elmismo jefe de policía. La llegada de estas personas, que ocurría generalmente en grandes grupos, ocasionaba toda clase de disturbios en la cárcel; visitantes, mensajes envío de viandas, sobornos al carcelero, motines y, a veces, hasta fugas. A causa de esa constante afluencia de presos, la situación de nosotros, los que teníamos ya un carácter más permanente en la cárcel, era continuamentemodificada. De una celda individual, relativamente confortable, me pasaban a una sala en la que encerraban a cien o doscientas personas, o si no, un agujero en el que difícilmente cabía un cuerpo. Lo que era peor, si había demasiados huéspedes en la cárcel y todas las celdas estaban llenas, me trasladaban a la cámara de tortura, que tal vez estaba desocupada por no tener ningún castigado. Pero digo mal, sinembargo, cuando digo la cárcel, pues eran muchas y frecuentemente se nos cambiaba de una a otra. Yo creo haberlas recorrido casi todas. Así fue que me rocé con todas las personas más importantes del país, mientras poco a poco iba aprendiendo el idioma. Por mucho tiempo continué asegurando que yo era sueco, ahora ya con toda claridad y corrección, hasta que por fin dejé de hacerlo, convencido deque, si para mí era absurdo el que me encarcelaran sin motivo, para ellos era igualmente absurdo ponerme en libertad por el solo motivo de ser sueco. Llevaba yo ya cinco años en estas condiciones, habiendo abandonado ya desde hacía tiempo mis protestas de ciudadanía y perdidas las esperanzas de que al terminar el período del Presidente mi situación se remediaría porque éste se había reelegido,...
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