Leeeer
Como terapeuta de pareja, me enfrento a esta complejidad todos los días.También mis vivencias personales me sirven para comprender con mayor profundidad los dilemas que traen las parejas al consultorio.
La costumbre, el aburrimiento, el desencuentro sexual, la falta de tiempo para construir y compartir buenos momentos, los agobios por el futuro de los hijos, las preocupaciones por el dinero, las diferencias en los niveles de energía de unos y otros, las crisis internasque se proyectan en la pareja y el manejo de los conflictos generan miedo, suspicacia, rencor, distancia, desconfianza, desamor e incluso circuitos sado-masoquistas muy difíciles de romper. Silenciosamente, las relaciones se van desgastando con el paso del tiempo de manera irremediable. Cada quién reacciona ante esta realidad como puede y a veces de la peor manera: poniéndole más lejanía a lalejanía, es decir, distanciándose emocionalmente, enterrándose en el silencio y dejando de abrir el corazón para compartirle al otro lo que le pasa, lo que le duele o lo que no se atreve a decir; dándole así rienda suelta al hambre de novedad, creyendo que el aburrimiento o la rutina se verá mitigado por la presencia de otr@s, ya sean reales o fantaseados con los cuales distraerse de la realidad locual indica que una vez que la habituación se ha apoderado de una relación, el reto de mantener el fuego vivo es más una decisión voluntaria y mucho menos efecto de una pasión avasalladora. A veces, cuando se es muy dependiente emocionalmente, vivir las dificultades del amor desanima. Darse cuenta de que ya no se es ni la niña de los ojos para el otro ni el hombre maravilloso para la otra, generamiedo al abandono; merma el amor por uno mismo y de manera paradójica, nos hace asumir actitudes que nos vuelven insufribles y detestables para quien nos ama y amamos. En un intento desesperado por recuperar el lugar del amante idealizado, nos podemos volver necesitados, desesperados, agobiantes, demandantes y alejar más a quien sentimos ya no nos ama "como antes".
En lo relacional, el "comoantes" no existe. Todo cambia y todo muta incesantemente. En vano nos aferramos a que las cosas se conserven como eran. Nos angustia la transformación. Nos aferramos a aquellos días, horas tal vez, en las que la magia de las endorfinas nos hacían sentirnos borrachos de ilusión. Trabajar el amor resulta mucho menos atractivo que el romanticismo de telenovela.
Así que...emparejarse no es cosa simple.Natural sí. Parece estar inscrito en el código genético todavía. Esa búsqueda del otro, de la estructura protectora, del amor incondicional de la madre que tuvimos o que nos faltó, parece ser todavía un rasgo típico de la especie humana. Tal vez una necesidad para sobrevivir en este mundo de horror. Un oasis en medio de la sequía. Pero lo que se nos atora, lo que nos duele y nos reta es que, comodecía Paul Krugman, "there´s no free lunch". Nada es gratis, menos aquello que vale la pena. Aquello que nos da sentido y dirección como puede ser el sentirse ciertamente amado por alguien; implica madurez, entrega, programa y disciplina. No es producto de la casualidad ni de la buena fortuna y mucho menos del azar. La sensación que todos los que nos hemos enamorado tenemos de que "esto estaba...
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