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La proeza de un diccionario con textos. Algo más sobre el "Diccionario de autoridades" / Pedro Álvarez de Miranda
La proeza de un diccionario con textos. Algo más sobre el «Diccionario de autoridades»
Pedro Álvarez de Miranda
UniversidadAutónoma de Madrid
El sencillo propósito de esta intervención no es otro que el de echar una nueva ojeada a uno de los más importantes diccionarios de la lengua española que se han llevado a término, o, dicho con menos cautelas, al más importante de todos ellos; invitándoles, de paso, a reflexionar sobre la anomalía que supone el que esa cima la ocupe, todavía, una obra que data de hace casi tressiglos. El diccionario del que voy a hablar, el llamado Diccionario de autoridades, es sin duda bien conocido por Vds., pues el limpio y manejable facsímil que de él nos viene ofreciendo desde 1963 la Editorial Gredos se encuentra en todas las bibliotecas. Y, al margen de que hayan efectuado o no en él consultas directas, con lo que ineludiblemente se habrán tropezado es con algunas de las miles decitas a pie de página que de él se hacen en las ediciones anotadas de nuestros clásicos.
Querría subrayar una vez más la extraordinaria importancia y la gran calidad de aquella auténtica proeza que fue el primer diccionario de la Academia. Importancia y calidad que se derivan, precisamente, de que, desde el punto de vista de la historia de la lexicografía, es una obra que se adelantó notablemente asu tiempo: gracias al Diccionario de autoridades la lengua española podía legítimamente vanagloriarse, a mediados del XVIII, de tener el mejor diccionario de Europa. Autoridades es uno de los primeros grandes diccionarios modernos, y el mejor de su tiempo precisamente porque en él el afán descriptivo logró imponerse sobre el espíritu normativo1, y ello ocurrió incluso, podríamos decir, contra eldesignio inicial de los propios académicos y acaso sin plena conciencia por parte de estos acerca de la trascendencia de lo que estaban haciendo. Hoy consideramos que la mejor lexicografía es la que se apoya en una base documental, la que se construye sobre un corpus de textos y ofrece muestras de esos textos para refrendar la información que brinda al usuario. Pues bien, ese principiometodológico es ya el de Autoridades, y este fue el primer diccionario que lo aplicó de manera amplia, decidida, generosa y casi sistemática.
Antes de continuar, me gustaría aclarar que no tengo, en absoluto, una visión digamos complaciente, ni -mucho menos- chovinista de la historia de la lexicografía española. En absoluto. Creo que, objetivamente, es de justicia señalar que diccionarios como el de Nebrija,el Tesoro de Covarrubias o el Diccionario de autoridades fueron en su día hitos destacados de la lexicografía europea. Y justamente por eso me parece lamentable que, después de esos logros pioneros, la lexicografía española cayera en una postración o estancamiento que no ha remontado, y que hace que el español sea, entre las lenguas de mayor peso e importancia a escala mundial, una de las pocasque sigue sin contar hoy con buenos diccionarios exhaustivos de carácter histórico. Precisamente, el que hoy tengamos que seguir utilizando tanto el Diccionario de autoridades, mucho más de lo que sería normal, es un mal síntoma. En realidad, es que lo utilizamos muchas veces (y desde luego lo utilizó Corominas) a falta de un diccionario histórico, lo que resulta decididamente anómalo ypreocupante. Ésta que hago es, como ven, una constatación que tiene doble filo: si por un lado refleja la importancia de Autoridades, por otro lado denuncia la penuria posterior de obras que, en buena lógica, hubieran debido venir a sustituirlo.
La imagen que se tiene del Diccionario de autoridades tal vez se haya visto perjudicada por este nombre, de modo que convendrá comenzar recordando que no es el...
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