Lenguaje K
Además de estas observaciones, la Presidenta no puede evitar las notas de color, que usa cada vez con más desparpajo, con la creencia de que nadie está a su altura para discutirle y que nadie tiene legitimidad para hacerlo. Salvo los medios, pero ya se sabe qué son los medios: una fachada de negocios mal habidos, tandistintos de los empresarios amigos, esos verdaderos capitalistas de riesgo que juegan sus fortunas en las empresas para dinamizar el mercado de trabajo. Y, para peor, ahora han aparecido, según la Presidenta acaba de revelarnos en un sagaz giro hermenéutico, un par de periodistas filonazis.
En el video que comento, la Presidenta recurrió a un hit del federalismo antiporteño: los argentinos notienen que pagarle a Buenos Aires sus lujos. Lo que dice Cristina Kirchner instala una revulsiva simetría con las afirmaciones de Macri de que a los hospitales porteños viene a tratarse la gente del Gran Buenos Aires, o que el Indoamericano estaba lleno de extranjeros. Por un lado, federalismo trucho; por el otro, bajo tenor social. Que Macri sea espontáneamente poco sensible a los pobres nohabilita a la Presidenta para salir a dar patadas.
Después de la doctrina antiporteña, la Presidenta, por teleconferencia, se dirige a una mujer en La Quiaca (a la que tutea sin conocer, como lo hacen las señoras acomodadas con los pobres de provincia): "Decime, Salustriana, ¿subiste alguna vez a algún subte?". "Hasta ahora no", responde Salustriana, entre risas y aplausos de los funcionarios de laplatea porteña. La Presidenta sigue: "Yo voy a ir a La Quiaca y después te venís conmigo en el Tango 01 y vamos a dar una vuelta en subte". Salustriana: "A nosotros nos hacen falta otras cosas". A la Presidenta también: por ejemplo, dar una vuelta en subte a las nueve de la mañana, con De Vido de acompañante. No tiene la obligación de hacerlo. Pero, entonces, que no diga bravuconadas.
Si se lepreguntara a Salustriana: ¿necesita Aerolíneas Argentinas?, también diría que antes precisa otras cosas, por ejemplo un tren eficiente que permita que sus familiares la visiten pagando un pasaje razonable. ¿Por qué Cristina Kirchner no viaja en tren con Salustriana desde La Quiaca, si tal expedición es posible? Interrogada libremente, Salustriana también diría que no necesita que se gaste plata enese avión presidencial, ni en las visitas de la Presidenta al G20 ni en armar un museo de efemérides en la Casa de Gobierno ni en Artépolis, que Cristina acaba de anunciar. Usar a Salustriana como argumento de cómo debe diseñarse un sistema de transporte (o un proyecto cultural) es un golpe bajo, de populismo demagógico.
Desde la extrema necesidad, todo es prescindible. Por eso, la políticatiene en la asignación de recursos una función principal. Sin embargo, nadie discute la asignación de recursos de la Presidenta. Para ella sólo hay vía libre. Y ha encontrado, en estos días, a un inesperado émulo: el gobernador Bonfatti, de Santa Fe, asignó más de cuatrocientos mil pesos para un recital en su provincia. ¿Qué diría la Salustriana del norte santafecino si algún periodista deloficialismo la interrogara?
Salustriana no es libre cuando le contesta a la Presidenta. Su autonomía está sujeta por la necesidad material y por la inconmensurable distancia que la separa de esa señora emperifollada que la interpela por teleconferencia. Claramente, Salustriana necesita servicios diferentes de los de un subte, que sería un artefacto de otro planeta en La Quiaca o en cualquier otra...
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