LENGUAJE Y PROPAGANDA
La propaganda política se nos presentaba como una ciencia, y en principio, como una ciencia lingüística. Ycreo que tenían razón, por cuanto la propaganda política no se puede concebir sin una utilización estratégica de la lengua, sin un uso efectivo del lenguaje.
El uso efectivo del lenguaje en eldiscurso político persigue, ante todo, que las personas que escuchan lleguen a sentir o pensar como el que les habla, y que el que habla transmita la impresión de que está identificado con la audiencia.Para crear este ambiente de “reciprocidad” la escogencia léxica es trascendental, cosa no muy fácil de hacer, porque deben tomarse en cuenta, para decidir esta escogencia, una serie de valoracioneseconómicas, sociales, políticas, culturales, morales... y esto, claro está, no es del dominio de una sola persona, a no ser que tenga la virtud de saberlo todo.
Ahora bien, como el factor depersuasión es el elemento crítico de la propaganda política, el discurso debe tener un horizonte de verosimilitud, una línea de flotación de lo posible, un contenido de probabilidades. La tónica ha sido ofrecery no cumplir, presentar lo improbable como probable y las mentiras como verdades, lo que ha traído como consecuencia una generalizada falta de credibilidad en los políticos, quienes también se hanespecializado en el arte cantinflesco de hablar sin decir nada. Es lo que llaman la “mariomorenización de la política”.
Es importante señalar que no solamente se puede persuadir con argumentoslógicos sino que también se puede convencer con emociones o con una mezcla de ambos. Existen técnicas para dosificar emociones. La elección oportuna de determinados gestos, la repetición tanto léxica comosemántica, las diversas formas de repetición, la intensidad de la misma, problemas de fonología, etc., etc., nos revelan que este asunto no es tan fácil como aparenta ser.
No obstante la...
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