lenguaje

EXPLOTACIÓN MATERNAL
“Enséñame el rostro de tu madre, te diré quién eres”
Khail Gibran
 
Nunca fui muy letrado, pero me gustaba leer  los reportajes dominicales del diario, obviamente, el que llega en papel, porque aun no me acostumbro a la lectura digital. Ese día estaba con Domingo, mi pequeño, que llegó a iluminar nuestros días, después de tres mil intentos. Él tocaba minuciosamente elteclado, el primer gran logro de su vida, cuando al llegar a la página once, me encuentro con el gran titular: “Baja la natalidad en chilenas de 18 a 30 años, sin embargo, aumenta en cincuentonas ABC1”. Me quedé pensando, justo en ese fa sostenido de mi hijo y no lograba entender, cómo la clase mas acomodada se estaba arriesgando  a aumentar la familia a tan alta edad, cuando ya los cromosomas estántransmutados, y aquello implica posibilidades de descendencia con problemas –como el de Domingo- que fue concebido a los treinta y dos años por el gran amor de mi vida, Lucía.
A veces soy muy quisquilloso con sucesos un tanto raros –al menos para mí- y así comienzo a investigar  y muchas veces he descubierto cosas sorprendentes, como ahora.
Leí una y mil veces el reportaje y no me creía eso deque “nuestra vida siempre ha sido muy tranquila  y sana, por eso creemos que debido a ello, mas el respaldo y seguimiento del Dr. José Douglas Galleguillos, nuestros hijos son completamente sanos, sin malformaciones, ni enfermedades, como el síndrome de Down, por ejemplo, que es uno de las consecuencias más usuales, al tener hijos, pasados los 30 años, pero solo damos gracias a dios estasbendiciones de la vida, afirmaban con una gran sonrisa las féminas”. Hice una lista con los nombres y apellidos del gran grupo de cincuentonas chochas con sus pequeños y consultando con mis entendidos y buscando debajo de cada piedra, descubrí que la gran mayoría fueron compañeras de colegio y habitaron en la misma comuna; todas estaban casadas, salvo algunas concubinas; las actas de nacimiento de losnenes eran normales, todas con fechas bien cercanas, eso sí... Douglas, por su parte tenía un doctorado en inseminación artificial conyugal en EEUU, documentos limpios, expedientes transparentes, nada extraño, por el contrario algo me decía, que una cosa rara había detrás de todo ello.
De las veinte cincuentonas, cuatro de ellas vivían en el mismo condominio, por allá, en la Dehesa, un lugar lejanoy desconocido para mi día a día. Un lunes por la mañana me instalé con un taxi en el condominio, a esperar alguna pista que alimentara mi intuición. Una hora, segunda, tercera, y con cuarenta minutos, y comenzaron a salir en sus autos con sus bebes, cada una, con un desfase de entre diez y quince minutos. Luego, cada una volvió a su lecho pasados unos cuarenta minutos. Seguí ahí esperando ycuatro horas, después que llegó la última mujer, comenzaron a salir. Y así sucesivamente, desde las ocho de la mañana salieron un total de cuatro veces. Dormí en mi tanque de batalla y ocurrió lo mismo al otro día, hasta el miércoles, en que decidí, seguir a la primera damisela que conducía un Audi Q7 todo terreno. Hasta unas cuantas cuadras de su hogar, llegó al estacionamiento de un supermercado,sacó a “su hijo” en coche, compró unos absorbentes de leche y cruzó la calle, entró sin titubear al centro de yoga, estuvo ahí treinta minutos exactos y salió igual como entró, pero sin los absorbentes. Me quedé en ese lugar y una a una,  comenzaron a llegar  las demás, con cierto desfase de tiempo, no todas pasaban al supermercado, pero las que pasaban o compraban absorbentes o pañales desechables.Después de dos semanas de seguimiento, y de constatar que siempre ocurría lo mismo, decidí acercarme al famoso y visitado centro de yoga. Sorpresa me llevé, cuando me prohibieron entrar, ya que era un lugar destinado solo a mujeres.
Puse al tanto de lo ocurrido a mi compañera de hazañas, “Lana”, la apodamos así porque tiene un pasado hippie, como ella es mujer, posiblemente podría entrar al...