Leonardo

Esencia Humana.
Por: Jessica Rodríguez
Te encuentras caminando en la punta de un edificio. Te preguntas mirando a tu alrededor – ¿Qué hago aquí?- Te das cuenta que cometerás un error. Te bajas, y sigues el camino para llegar a casa. Al llegar a casa, la encuentras sentada en aquel sillón viejo; te mira y te sonríe. Te diriges directo al cuarto buscando tu cama; te acuestas y cierras losojos. Entre sueños escuchas una voz –amor, amor- abres los ojos y la ves. Se te acerca con dulzura a besar tus labios; te toca la cara, se desviste, pero no das indicio a querer tocarla, y la tocas. Vuelves a recalcar que los goces son eternos y fugaces, que, solo son la viva carne insensata; tan simple, tan inútil, que no te llena, que no te hace sentir hombre.
Esa noche decides ir a buscarrespuestas, quieres encontrar nuevas sensaciones en otra piel. Sales de tu casa; miras el coche y hay algo en ti que te impide tomarlo e irte, así que, decides caminar. Caminas hasta un callejón obscuro, lleno de soledad. El aire frío­ hace que te frotes las manos queriendo sentir calor. Escuchas los aullidos de los perros; tu cuerpo tiembla, tienes miedo. De lejos ves a un hombre, no se distingue porla poca luz que se enciende y se apaga a cada segundo. El hombre te ve y te señala por donde entrar. Al caminar sientes cada vez más la intensidad de la música, dejando que tus oídos sean la guía de tus pies. Te detienes ante una puerta; la obscuridad se torna a luces de colores; luces rojas, verdes, entrando por tus ojos. Las luces te hacen cerrar los ojos, y al abrirlos, la ves de lejos; ella temira y se va. Entonces, decides entrar.
Entras y miras a tu alrededor; escuchas gritos, y solo ves hombres en ese lugar. Te sientas; miras el menú, y pides una cerveza. El ambiente se vuelve silencioso, y escuchas el llamado de la siguiente bailarina. ¡Aleyte! Todos empiezan a gritar ansiosos de su salida; se apagan las luces, y solo hay una luz blanca alumbrando directo al escenario. Aleytesale con una música de fondo; tú no puedes dejar de mirarla, te enciende, te excita, la deseas, despierta en ti lo que querías encontrar. Aleyte camina lentamente; se quita la gabardina, se toma del tubo; sujetándose con delicadeza. Empieza a mover su cuerpo; tocándose. Cierra los ojos, y al abrirlos, te mira; se toca los labios y te sonríe. Camina hacia donde salió; toma su gabardina y se retira.Después de eso tú no la vuelves a ver más en ese lugar, y decides irte. Llegas a casa con aliento a alcohol, y nadie se da cuenta de tu presencia, y te diriges directo a tu recamara. A la siguiente noche, te encuentras en el mismo lugar. Esperas verla de nuevo, pero no está. Tus días se vuelven rutinarios, yendo cada noche, esperando a encontrarla.
Una noche sentado, tomando una cerveza, sientesuna mano en tu cuello; giras la cabeza para mirar, y ahí está. Aleyte se sienta junto a ti; no dices ni una sola palabra. Aleyte te toma de las manos; te lleva a un lugar donde el ruido es ausente. De pronto, sin darte cuenta, tus manos empiezan a tocarla; la tomas de su cara, acaricias su cuello, tocas sus hombros, bajas a sus pechos; tu respiración cada vez es más agitada, y tus manos tiemblancada vez que tocas cada centímetro de su piel. Sigues el ritmo de tus manos, bajas un poco más, sintiendo sus nalgas; le metes la mano, pero, sientes algo diferente, sientes un bulto, sientes un pene; sacas rápido la mano, te quedas observando sus ojos verdes. Ella te dice: ¿Por qué paras? Y escuchas por primera vez su voz; una voz gruesa, una voz de hombre. Sales corriendo para nunca regresar.Vuelves a casa; cierras la puerta y suspiras, y tu mente vaga en ese hecho desastroso, y sin fijarte, que tu mujer está ahí.- amor ¿Qué te sucede?- la miras; te acercas, la tomas de la cintura, la besas, la tocas queriendo olvidar las caricias de Aleyte. Ella se recuesta a tu lado; te mira y te sonríe, y con un gesto cierra los ojos y se duerme. No puedes dejar de pensar en Aleyte, te enloquece...