ley de acido

“…, Si no va a ser para mí, no será para nadie…,”


Siendo las 01.30 am, después de un pesado día de trabajo, Gloria se disponía a descansar, preparaba su cama mientras con angustia observaba lasmanecillas del reloj, cuyo paso se abría sin tregua en medio de la noche; después de lanzar un suspiro y de exclamar el nombre de su querido esposo Antonio, decidió acostarse abrazada a la soledad yfrialdad de su habitación como ya venía siendo costumbre, esperando que la angustia y el temor que provocaba la llegada de su marido rompiera la esperanza de su reposo que la condujese a una monótonadiscusión fuera de la razón y de cualquier entendimiento humano, pero necesaria en la rutina de Gloria.

Solo bastaron un par de minutos, para que irrumpieran las voces de Antonio, un hombre demediana edad que había encontrado hace un año en el alcohol y en la violencia la forma más directa de desahogar su frustración y escasa autoestima; tambaleándose y buscando de forma primitiva el cerrojode la puerta del piso donde vivía, echo mano de su verbo para acompañar el desatino que ya parecía natural y casi necesario en un espécimen de su clase.

Una vez dentro, comenzó a llamar a gritos asu esposa Gloria quien ya había notado su infortunada llegada. Amarrándose el cinturón de la bata, Gloria salió a recibir a su marido, quien vociferaba en la mitad del salón, sin embargo la mirada deAntonio era diferente a las de otras noches, esta vez, no solo el influjo del alcohol acompañaba su desgracia, sino también un sentimiento de rabia y de ira incontrolada, Gloria como todas las nocheslo invito a que se tumbara en el sofá para que se tranquilizara y finalmente se durmiera, no obstante, Gloria en menos de 3 segundos se vio contra el suelo tras un golpe seco que le asesto Antonio enel rostro, para en el acto preguntarle: “¿Quién es? ¿Con quién me engaña?”; Gloria a penas podía articular palabra, el miedo paralizaba su cuerpo y a penas sus ojos eran capaces de soportar la...