leyenda del canal de chiquimulilla
Páginas: 35 (8588 palabras)
Publicado: 27 de octubre de 2013
LEYENDA DEL CANAL DE CHIQUIMULILLA.
Cuando Ahuizotl, cruel rey azteca expulso a los pipiles de México, estos penetraron a Guatemala, estableciendo su ciudad principal en Escuintla, a la cual llamaron Itscuintlán o Itscuintlepec. Desde ahí se regaron por toda la zona litorial del Océano Pacifico, hasta la República de El Salvador. Con los indígenas que se quedaron en el lugar que ahora esel departamento de Santa Rosa, venia una hechicera a la que llamaban Ayarla-Güinacka, en lengua pipil. “Mujer bruja”, en Castellano.
Esta tenía todas las virtudes que poseían las hadas de origen árabe, y por su gran sabiduría y buena consejera, era la que servía de guía para resolver los difíciles problemas de los reyes o caciques directores de la raza.
Sucedió… cuando los reyes de Nancintlány Sinacantán estaban en guerras permanentes contra Chiquimulilla. Eran muchos los daños que se habían hecho para poder vivir en paz. Se aborrecían a muerte. Ellos solo pensaban en destruir, y sucedía lo contrario con los principios de Nancintlán y Chiquimulilla, pues la bella princesa, la más codiciada y apreciada de Nancintlán, llamada Turlo-Mulá-Huy (Flor brillante de las aguas), se enamoroentrañablemente del apuesto y gallardo príncipe de Chiquimulilla. Su nombre nada poético era ampucke-Jurri (Cabeza de Serpiente). Este hermoso ejemplar de la raza, también estaba muy enamorado y casi loco por la princesa de Nancintlán y realizaban sus citas amorosas en las oscuras soledades de Güeskeck-Tuma (desfiladero del venado), pero estos amoríos no podían seguir así, en forma clandestina.Temían correr el riesgo de que si algún día por obra de la mala suerte, se llegasen a enterar sus padres, los reyes… de seguro serian sacrificados ante los dioses por traidores y por vuela a sus pueblos, quienes solo añoraban el exterminio de sus rivales.
Pensaron mucho y muy detenidamente sobre todo eso, viéndose por fin obligados a pedir a sus dioses que les aconsejaran lo que debían hacerpara poder amarse sin ningún obstáculo durante toda la vida. Los dioses no los quisieron oír y las palabras solas se contestaban en el vacio rebotando inútilmente por el corazón del monte.
El leal y valiente soldado que cuidaba las espaldas del príncipe y que le acompañaba en sus idilios con la princesa, le dijo:
¡Señor! ¿Por qué no le pedís a nuestra hechicera Ayarla-Güinacka?
El príncipe leagradeció con una significativa sonrisa. Los dos enamorados se tomaron de las manos y en un dialogo de almas invocaron a la hechicera.
De momento se oyó el monótono cantico de cigarras y chiquirines, así como el cri…, cri…, cri… misterioso de millares de grillos que anunciaban la presencia de la hechicera de los pipiles. Se puso el cielo oscuro. Tembló la tierra y se oyó un trueno en elbosque, apareció de pronto una pequeña nube blanca que fue creciendo y creciendo. Daba la impresión de una figura humana.
Cayo frente a los que la observaban con gran interés, formándose la humanidad de la poderosa Ayarla-Güinacka… Esbelta y bellísima mujer de color moreno-rojizo, su vestido era blanco y fulgurante. Una diadema de oro y pedrería lucia como escapada de su hermosa cabellera; llevaba enla cintura un precioso cinturón de plata del cual colgaba su talismán.
Paso a paso fue acercándose a los enamorados reales. Su voz dulcemente suave articulo palabras:
¿Me habéis llamado? Aquí estoy, ¿Para que me queréis?
Los príncipes se arrodillaron temblorosos y bajaron la cabeza muy sumisa, contándole a la hechicera todo lo sucedido y pidiéndole que les diera el privilegio de amarseeternamente, sin que nadie pudiera separarlos jamás, pero ¡jamás!
La hechicera los contemplo largo rato en un silencio profundo, diciéndoles por fin:
Si mucho os amáis, decidme, ¡oh príncipes del gran poderío pipil! ¿No os arrepentís de quedar unidos para siempre?
No, poderosa y sabia Ayarla-Güinacka, respondieron los dos confundiendo sus voces.
La hechicera tomo su talismán, los...
LEYENDA DEL CANAL DE CHIQUIMULILLA.
Cuando Ahuizotl, cruel rey azteca expulso a los pipiles de México, estos penetraron a Guatemala, estableciendo su ciudad principal en Escuintla, a la cual llamaron Itscuintlán o Itscuintlepec. Desde ahí se regaron por toda la zona litorial del Océano Pacifico, hasta la República de El Salvador. Con los indígenas que se quedaron en el lugar que ahora esel departamento de Santa Rosa, venia una hechicera a la que llamaban Ayarla-Güinacka, en lengua pipil. “Mujer bruja”, en Castellano.
Esta tenía todas las virtudes que poseían las hadas de origen árabe, y por su gran sabiduría y buena consejera, era la que servía de guía para resolver los difíciles problemas de los reyes o caciques directores de la raza.
Sucedió… cuando los reyes de Nancintlány Sinacantán estaban en guerras permanentes contra Chiquimulilla. Eran muchos los daños que se habían hecho para poder vivir en paz. Se aborrecían a muerte. Ellos solo pensaban en destruir, y sucedía lo contrario con los principios de Nancintlán y Chiquimulilla, pues la bella princesa, la más codiciada y apreciada de Nancintlán, llamada Turlo-Mulá-Huy (Flor brillante de las aguas), se enamoroentrañablemente del apuesto y gallardo príncipe de Chiquimulilla. Su nombre nada poético era ampucke-Jurri (Cabeza de Serpiente). Este hermoso ejemplar de la raza, también estaba muy enamorado y casi loco por la princesa de Nancintlán y realizaban sus citas amorosas en las oscuras soledades de Güeskeck-Tuma (desfiladero del venado), pero estos amoríos no podían seguir así, en forma clandestina.Temían correr el riesgo de que si algún día por obra de la mala suerte, se llegasen a enterar sus padres, los reyes… de seguro serian sacrificados ante los dioses por traidores y por vuela a sus pueblos, quienes solo añoraban el exterminio de sus rivales.
Pensaron mucho y muy detenidamente sobre todo eso, viéndose por fin obligados a pedir a sus dioses que les aconsejaran lo que debían hacerpara poder amarse sin ningún obstáculo durante toda la vida. Los dioses no los quisieron oír y las palabras solas se contestaban en el vacio rebotando inútilmente por el corazón del monte.
El leal y valiente soldado que cuidaba las espaldas del príncipe y que le acompañaba en sus idilios con la princesa, le dijo:
¡Señor! ¿Por qué no le pedís a nuestra hechicera Ayarla-Güinacka?
El príncipe leagradeció con una significativa sonrisa. Los dos enamorados se tomaron de las manos y en un dialogo de almas invocaron a la hechicera.
De momento se oyó el monótono cantico de cigarras y chiquirines, así como el cri…, cri…, cri… misterioso de millares de grillos que anunciaban la presencia de la hechicera de los pipiles. Se puso el cielo oscuro. Tembló la tierra y se oyó un trueno en elbosque, apareció de pronto una pequeña nube blanca que fue creciendo y creciendo. Daba la impresión de una figura humana.
Cayo frente a los que la observaban con gran interés, formándose la humanidad de la poderosa Ayarla-Güinacka… Esbelta y bellísima mujer de color moreno-rojizo, su vestido era blanco y fulgurante. Una diadema de oro y pedrería lucia como escapada de su hermosa cabellera; llevaba enla cintura un precioso cinturón de plata del cual colgaba su talismán.
Paso a paso fue acercándose a los enamorados reales. Su voz dulcemente suave articulo palabras:
¿Me habéis llamado? Aquí estoy, ¿Para que me queréis?
Los príncipes se arrodillaron temblorosos y bajaron la cabeza muy sumisa, contándole a la hechicera todo lo sucedido y pidiéndole que les diera el privilegio de amarseeternamente, sin que nadie pudiera separarlos jamás, pero ¡jamás!
La hechicera los contemplo largo rato en un silencio profundo, diciéndoles por fin:
Si mucho os amáis, decidme, ¡oh príncipes del gran poderío pipil! ¿No os arrepentís de quedar unidos para siempre?
No, poderosa y sabia Ayarla-Güinacka, respondieron los dos confundiendo sus voces.
La hechicera tomo su talismán, los...
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