Leyenda Del Viento Zonda

Leyenda Calchaquí

El indio Huampi (superior a todos) gobernaba varias tribus de las muchas que habitaban los valles calchaquíes. Bien merecía llevar ese nombre, pues no había otro que se destacara como él, por su indomable valor y su extraordinaria destreza en el manejo de las armas.

Admirado y temido por todos, era al mismo tiempo amo y señor de toda la comarca.

Huampi era un cazadorincansable, y el más diestro que hasta entonces se había conocido. Manejaba el arco con tal habilidad, que no perdía víctima a la que arrojara sus certeras flechas.
Por eso en los montes, valles, praderas y bosques que recorría, tanto caían los guanacos, las vicuñas y huillas, como los cóndores, los suris y toda clase de aves.

Guiado por sus ansias de vanidosa ostentación y por el escaso amorque los animales le inspiraban, Huampi no perdonaba en sus frecuentes cacerías, ni las crías más pequeñas.

Iba, de este modo, despoblando de animales la región. Y no era justo que esto sucediera.

Una mañana, muy temprano, salió Huampi dispuesto, como siempre, a entregarse a su ocupación favorita. Recorrió el lugar, cazando toda clase de animales. Se alejó luego hasta llegar a un sitiodenominado Vicuñorco (Cerro de la vicuña), donde cazó vicuñas de sedosa lana, y curiosos guanacos con sus tequecitos (guanacos pequeños).

En Pumayaco (Aguada del puma), cazó, con tremenda osadía, un puma con dos cachorros.

Y así, tras las piezas codiciadas, subió por los cerros, bajó a las quebradas y recorrió campos y bosques.

Por la tarde, cansado ya de tanta correría, se sentó a descansar a lasombra de un gran terebinto.

Se sentía profundamente satisfecho por la abundante caza que traía consigo. Mas, por primera vez en su vida, comenzó a sentir en esa ocasión un temor indefinible.

¿Era la conciencia de Huampi la que estaba intranquila por la insaciable codicia y la crueldad del indio? ¿Pensaba, acaso, el voraz cazador, en el mal que hacía? ¡No!... Él no reflexionaba jamás!...¡Sabía tan sólo complacer sus caprichos y satisfacer su orgullo!...

Huampi continúa sentado al pie del árbol. Contempla vanidoso el gran número de animales que ha cazado, y sonríe con recelo, queriendo dominar el vago temor que experimenta.

De pronto se estremece. Seguido de un leve rumor de pasos sobre la hierba seca, oye el indio un ruido como de puerta que se cierra. Conoce ese ruido. Sabequién lo produce al llegar. Huampi tiembla… ¿Será Llastay, el “Dueño de las aves”?... ¡Sí!... ¡No puede ser otro!...

Y en efecto: Llastay está ahí, ante Huampi, con la vista fija en él. Siente el indio sobre sí la ira del genio. El miedo lo domina. Quiere huir, pero sus piernas no le responden. Quiere gritar. Y su lengua no puede moverse.

- ¡Es preciso que tenga valor!- piensa.Llastay no avanza. Continúa mirándolo fijamente.

Al fin, Huampi consigue hacer un esfuerzo, y débilmente habla:

- Imata ruas purinqui?- (¿Qué andas haciendo?)

El dueño de las aves no contesta.

Huampi insiste:

- Imata muscanqui?- (¿Qué ansas buscando?)

Llastay colérico, le responde entonces:

_ ¡Te busco a ti, mal cazador de mis aves!... ¡Eres cruel y despiadado conlos indefensos animales!...

- Cayca noccapa (esto es mío)- lo interrumpe Huampi, señalando la comarca con su brazo extendido.

La soberbia de Huampi enfurece aún más al Dueño de las aves, que le grita indignado:

- ¡Nada es tuyo, mal indio!... ¡Tú vives en estos hermosos valles y debes cuidar lo que Pachamama te ha dado para vivir! ¡Respeta a las plantas y a los animales!... ¡Nomates sin piedad mis aves!... ¡Ten corazón, indio cruel!... ¡Teme el castigo si no obedeces, Huampi!

Dicho esto, Llastay se alejó lentamente y desapareció. Ya no oyó el indio, más que el crujir de las hojas secas bajo los pies del Genio.

La amenaza del “Amigo de las aves” llenó de terror el alma de Huampi. Él, el más valiente de los indios de su tribu, se sentía ahora el más cobarde de...