Leyenda Fundacional De La Civilizaci N Incaica
Hace mucho tiempo, Wiracocha, creador de todas las cosas, había castigado a su pueblo dejando ruinas y desolación donde antes reinaba la dicha, florecían las plantas y verdecían los bosques, susurraba el agua en los arroyos y correteaban alegres y jubilosos los animales por el campo. ¿Qué había provocado tanta ira y cólera en el poderosoWiracocha?
Supaya, el espíritu del mal, había sembrado vicios, mezquindades y desorden en el corazón de la gente y el padre creador, dolido y desengañado, quiso enviar ese cruel y ejemplar castigo.
Por eso provocó cataclismos. Hizo temblar inclementemente la tierra. Se desbordaron las aguas de lagunas y ríos, llegando hasta los más altos montes de la serranía. Soplaron vientos huracanados.
Cayeronheladas e invadió una implacable sequía por todos los confines. Los hombres huían aterrorizados.
Los que pudieron salvarse buscaron refugio en las cuevas; perdiendo toda su memoria y todas sus virtudes. Perdieron su sentido de familia y de seres colectivos. Se convirtieron en seres huraños, apartados y agresivos, viviendo como bestias indómitas. El castigo entristeció a Wiracocha, y perduró mileniosen los cuales sólo reinó la aridez y el silencio.
Pero un día Inti, el hijo más querido del dios, se aproximó a su padre y le habló de este modo:
– Padre y señor mío. Creador de todo lo creado y por crearse. Corazón bienhechor y magnánimo: éste tu hijo, humillado ante ti y acongojado por lo ocurrido, te suplica que ya se calme tu cólera. No es bueno que los míseros mortales deambulen en latierra cual fieras abandonadas.
– Dime hijo, ¿he de crear una nueva progenie?
– No es necesario, padre. Permite, más bien, que dos de mis hijos –en realidad lo mejor de mi linaje, que es también tuyo– vayan hasta ellos a educar y enseñar, enderezando aquellos destinos equívocos.
Wiracocha escuchó sereno y dichoso la voz de su hijo y así se expresó:
– Inti, el más amado de mis hijos, desde hoy tellamarás “el generoso e incomparable”. Tus razones conmueven profundamente mi corazón y mi alma. No en vano eres mi predilecto y el más brillante de los seres que he creado. Se cumplirán tus deseos. Que enrumben pues tus hijos a la tierra desolada para adoctrinar a los hombres en el bien, el trabajo y la belleza.
Va entonces el Sol hasta la isla sagrada que flota al centro del lago Titicaca, dondemoran purificados sus dos radiantes hijos. Envuelto el sol en llamaradas de luz, rayos y arco iris, y tomando suavemente a sus hijos de los brazos, les dijo:
– Hijos míos: ha llegado la hora que emprendan la misión para la cual están destinados.
– Dinos padre lo que debemos hacer y estaremos listos a emprenderlo, –respondieron ambos.
– Irán y reunirán a los hombres que habitan como animalesmontaraces por cuevas y malezas. Despertarán su conciencia adormilada y les enseñarán a vivir en comunidades y a ser útiles y dichosos en el trabajo.
– Padre querido –dijo el varón– ¿Y a ti, dónde podremos encontrarte?
– Yo saldré cada día a dar una vuelta por el firmamento para ver las necesidades que en él se ofrecen, a fin de ayudar a solucionarlas. Quiero que ustedes al verme cada mañana meimiten en este ejemplo, comportándose como verdaderos y legítimos hijos míos.
Luego les entregó insignias de realeza, un cetro y una barreta de oro, diciéndoles:
– Donde se hunda esta barreta fundarán una ciudad. Allí construirán mi templo y gobernarán con leyes justas y actitudes honestas. Así darán inicio a un largo linaje y muchos pueblos se sujetarán a su mandato.
Y así como había llegadohasta ellos su padre súbitamente desapareció. Ellos se encontraron, emergiendo de las aguas bamboleantes del lago, una balsa de totora recubierta de oro.
Subieron en ella y se dirigieron en la dirección señalada por el Sol. El varón tenía por nombre Inca Manco Cápac y la mujer Colla Mama Ocllo.
Salieron del lago y caminaron por la tierra devastada con rumbo nordeste. Y por donde quiera que...
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