Leyenda
(Sucedió en Huamantla, en la calle Galeana y templo del Dulce Nombre)
Cuentan que en las postrimerías del siglo XIX, en la calle Galeana, entre las calles Juárez e Iturbide, vivía una hermosa muchacha llamada Florinda, quien apenas tenía los dieciocho años. Esta bella mujer que era de una media posición económica, mantenía relaciones amorosas con un jovencomerciante llamado Antonio, quien por el lado social y económico era considerado al mismo nivel de las circunstancias de su prometida.
Pero no faltaba quien turbara esta codiciada armonía existente entra ambos amantes; pues existía otro joven acaudalado de nombre Francisco, quien igualmente cortejaba a Florinda, los padres de este que eran unos ricos hacendados, movían todas sus influencias con lospadres de la muchacha para que a esta la convencieran de que llegara a querer a su hijo para unirlos con los lazos del santo matrimonio. Los padres de Florinda constantemente dialogaban con su hija, tratando de animarla haciéndole ver la conveniencia de acceder a las pretensiones de su segundo enamorado; pero ella, decidido oír los consejos y amonestaciones de sus padres con total indiferencia,hasta llegar al fastidio y al aburrimiento.
El desprecio rotundo de Florinda para Francisco el segundo de sus enamorados hundía a este en la más horrible desesperación, ya que su buen aspecto y su buena posición económica no lograban influir en le animo de la muchacha.
En una noche oscura, Antonio llegaba del campo a la ciudad, acompañado como siempre de un perro "pastor alemán" que siemprehabía sido su amigo y compañero fiel, desde que este animal era muy pequeño, desde entonces demostró ser un animal muy inteligente. Cuando Antonio y su perro se aproximaban a su casa ubicada en la calle primeramente mencionada, se encontraron con que allí cerca llegaba un individuo no identificado en la negrura de la noche, quien soltando de pronto el caballo que llevaba jalando, se abalanzósorpresivamente sobre él, y tras de atacarlo sin darle tiempo a defenderse, abatido por varias puñaladas cayó por tierra agonizante, pronunciando únicamente el nombre de su idolatrada Florinda. El perro fiel, con tristes aullidos se acercaba a su amo mirando como expiraba, trataba de detener el sangrado con sus lamidos de las heridas mortales del agonizante.
Antonio murió; el dolor de Florindafue muy grande, al tercer día fue sepultado en el atrio del Templo del Dulce Nombre. Aunque los familiares y las autoridades, investigaron no encontraron al autor del crimen y quedaba hundido en el más inexplorable misterio; y aun cuando surgía alguna sospecha no había nada que pudiera dar solución a esa hipótesis.
Desde aquel día del sepelio de Antonio, el perro fiel adoptó la costumbrede pasar todo el día colocado sobre la tumba de su amo, y por las noches cuando cerraban la entrada que daba acceso a ese lugar, pasaba algunas horas de la noche en el lugar en que sucedió el crimen.
Este triste suceso ya empezaba a olvidarse. Pero una noche de luna, en que estaba aquel perro colocado en el lugar de la tragedia, inesperadamente pasó por allí un apuesto jinete montando en sucaballo. El perro después de husmear brevemente, sin que el jinete lo viera, se abalanzó como fiera sobre este, tras de un enorme salto cayó sobre él derribándolo de su caballo. El perro se abalanzo como una furia atacando a su víctima en el cuello, dando fuertes y prolongadas mordidas hasta dejarlo muerto.
La ronda nocturna no tardó en dar con este macabro hallazgo, y sin ningunadificultad identificaron el cadáver del joven Francisco, quien había odiado a Antonio por tener este fortuna de ser amando por Florinda.
Este último suceso vino a esclarecer aquel caso enigmático. Por conclusión quien había sido el asesino de Antonio, mientras el perro seguía vigilando fielmente la tumba de su amo, la gente comentaba: ¡Quien había de creer que un perro había de delatar y vengar el...
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