Leyendas Otimis
Chuin, ciego de celos, se avalanzó sobre su rival: los dos hombres entablaron un ferózcombate; mas fue el afilado puñal de Chuin el que se clavó en el corazón del guerrero de los ojos brujos.Chuin teniendo sangrante y caído a sus pies a surival, inmisericorde, le arrancó los ojos que habían embrujado a su esposa Andonei clavándolos en el tronco del árbol más cercano.
Andonei, como sidespertara de un largo sueño, al contemplar el cuerpo de Coyoltótotl, el príncipede los bellos ojos color de miel, echó a correr camino del río, y allídonde la corriente era más turbulenta y peligrosa, se precipitó a ella.
¡El augurio del viejo sajoo se había cumplido!
Los años pasaron, y aquel árbolque nunca había florecido un día dio flores y fruto.Era un fruto que semejaba ojos humanos.
Los sajoos que saben interpretar el lenguaje de las cosasdescubrieron el secreto.
¡Eran los ojos de Coyoltótotl que el cacique Chuin había clavado en su tronco!
Ellos llegaron también a saber que losdioses, benignos y comprensivos, les volvieron a dar vida con cualidades mágicas.
Aún en nuestros días los yerberos y hechiceros a ese fruto misterioso lellaman Cuauhixti, y lo buscan y recogen su semilla que actualmente llaman "ojo de venado" , la cual aseguran sirve para "ahuyentar el mal del ojo".
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