Leyendas posrevolucionarias mexicanas
Desde hace mucho tiempo se ha venido contando de generación en generación y todas lo han creído al pie de la letra, en que la peña del valle de bravo hay enterrado un valiosísimo tesoro.
Refiérese que en tiempo de la guerra de independencia, los insurgentes perseguían a muerte a los españoles que por lo general, eran dueños de cuantiosas fortunas,extendidos latifundios y ricas minas de oro y plata en completa bonanza. He aquí la historia:
En el Valle de Bravo, poseedores de una gran extensión de tierra, había unos españoles sumamente ricos y que temiendo ser presa de los terribles guerrilleros, determinaron separarse de la nueva España para encaminarse a su patria; pero antes de hacerlo enterraron una cuantiosa fortuna en la Peña del valle.Consumada la Independencia por el gran libertador D. Agustín de Iturbide y cuando él país comenzó vivir separado de la corona de castilla, aquellos españoles que Habían dejado sepultada enorme fortuna en la peña del valle, enviaron a 2 personas de su confianza a México para que encaminándose a la población del valle buscaran en la peña aquel tesoro; y para que con facilidad dieran con él lesdijeron que encontrarían como señal un enorme clavo.
Aquellos españoles llegaron a México y ya en el pueblo del Valle y más aún en la peña buscaron con todo empeño y gran tenacidad la fortuna oculta; pero nunca la encontraron porque jamás dieron con el enorme clavo que les había dado como señal. Por lo tanto se tiene plena seguridad de que en los ricos del valle de bravo denominados la peña permaneceaún ocultó aquel tesoro que dejaron escondido los riquísimos españoles.
La Sanguinaria Crueldad del General Calleja
La feroz hecatombe que hubo en Granaditas irritó al entonces General de Caballería Félix María Calleja del Rey, al punto de dictar disposiciones crueles y sanguinarias.
Una de ellas fue pasar a cuchillo a toda la población de Guanajuato, ya diezmada por las luchas deIndependencia. En este episodio histórico intervino el celebre fraile José María de Jesús Belaunzarán.
Otra consistió en aprehender en el acto mismo a todos los que estuvieren presentes en el lugar donde se encontrase el cadáver de un español y luego llevarlos a la horca que para ese fin se había levantado en la Plaza Mayor, hoy Plaza de la Paz.
Tanta fue su sed de venganza, que para cumplimentar estaorden, en el acto mandó que se erigieran más horcas como la mencionada, en cada una de las plazas de la ciudad: Mexiamora, El Ropero, La Compañía, San Diego, San Francisco, San Roque, El Baratillo, frente a Granaditas, San Fernando y una en cada uno de los minerales vecinos.
Cuanto carpintero se encontró en la ciudad fue ocupado en esta innoble labor, con la idea de que en el menor tiempoposible fueren terminados todos estos instrumentos de tortura y muerte. La primera parte de su orden se cumplió con la gente que se hallaba aprehendida en la Alhóndiga.
Nuestros lectores podrán imaginar cuál fue el resultado que siguió a tan inaudito y perverso mandato: las calles de la ciudad estuvieron desiertas por varios días. Sólo se veía el paso de las rondas vigilando a toda hora.
Elintendente que nombró Hidalgo en Guanajuato, Don José Francisco Gómez, fue de los primeros capturados; luego siguieron multitud de personas que por la fuerza y a culatazos eran sacadas de sus propias casas, en donde se habían ocultado.
Por todas partes se oía el martilleo de los carpinteros multiplicarse ante la ausencia total de cualquier otro ruido. Todos empeñados en levantar patíbulos. Esto fuesencillamente inaudito; no sabemos de población alguna en donde se mandara construir ese número de horcas, y todas al mismo tiempo para quitar la vida a sus habitantes "en el lugar donde fuere encontrado un cadáver español".
Pero así fue: llegaban a la Plaza Mayor las víctimas custodiadas por soldados; subían al improvisado cadalso que estaba en el centro y momentos después se escuchaba los ayes...
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