leyendas pueblos originarios
Un día el Mal despertó de su siesta. Y el Gran Chaco, que hasta entonces era apacible y tranquilo, cambió. El Bien, enterado de su presencia, quiso hacer un trato y, en la negociación, el mundo fue a color y en blanco y negro.
El sol acarició los girasoles, y un huracán los sepultó en el bosque. La lluvia hizo crecer los cultivos y una plaga invisible sofocólos tallos. Brotó el quebracho y un rayo fulminó su tronco. La oruga se acurrucó, paciente, en su capullo y un viento malhadado la abandonó en el río.
Cuando la discusión terminó, volvió la calma. Pero los días comenzaron a ser fríos; los vientos, violentos y las lluvias, heladas. Era Nomaga, el invierno, que por primera vez visitaba a los hombres.
─Lo has mandado tú ─le increpó el Bien al Mal.
─¿Ysi así fuera? No rompo mi promesa: tu te ocupas de tus cosas y yo de las mías. Nada de interponernos.
Era cierto: no podía lastimar a Nomaga, ni siquiera echarlo de allí; pero sí ayudar a los hombres para soportar las inclemencias del tiempo.
Tomó entonces el capullo de un palo borracho. De la flor del patito, su color. La destreza del picaflor, que se suspende en el aire. Y el plumaje de unaviudita que piaba muerta de frío. Y así nació Gualok, el algodón.
Gualok con sus pétalos ambarinos. Con sus preciosas flores de tallos invisibles que bailan como acunadas por el compás de un río. Con sus blancos ─blanquísimos─ capullos, suaves como las plumas que se mecen, divertidas, con las cosquillas del viento.
Y al son de los tambores que sonaban, agradecidos, las semillas de Gualok seesparcieron. Volaron sobre pastizales, bosques y sabanas. Y los hombres, por fin, se distrajeron del frío. Miraban, asombrados, la transformación del Gran Chaco: se había vuelto blanco. Blanquísimo y hermoso.
Pero la obra del Bien no había acabado. Buscó una madera resistente, y por fin eligió un árbol. Bastó un instante para transformarlo: aquel viejo urunday se convirtió de pronto en un objeto extraño yprodigioso.
─Esto es un telar ─les dijo el Bien a los hombres─. Les servirá para tejer, con capullos de Guanok, mantas y túnicas. Cubrirán sus cuerpos y ya no tendrán frío.
Y así, de pronto, Nomaga dejó de parecer tan malo.
─¡Vete de estas tierras! ─le ordenó el Mal, enfurecido.
Pero el Bien lo sigue invitando: vuelve cada año para aliviar a los hombres del abrazo del sol, que a veces puede sersofocante y dañino.
Dicen que el Mal no se fue del Gran Chaco. Que se esconde detrás de las cosas bellas, para que el Bien no lo vea. Dicen también que a veces toma la forma de un extraño gusano (la lagarta rosada), plaga maldita que acecha los cultivos de algodón y que ─en una noche─ puede arruinar la cosecha.
Pero el Bien nunca duerme: siempre habrá nuevas semillas que renueven la esperanza.
Elvolcán de hielo (leyenda mapuche)
El huemul sentía el crujir de otros pasos, cerca: cada vez más cerca. Las voces de los hombres, susurrando. El zumbido amenazante de las flechas saliendo del carcaj. Solo, solo aquel zumbido entre miles de ruidos familiares, inofensivos todos: la cascada fluyendo, el tactac del carpintero en un pehuen, allá más lejos; un martín pescador deslizándose en picadaa través del tobogán invisible que es el viento, y la bandurria –como un tenor—elevándose sobre la música silenciosa del bosque.
Y entonces sobrevino la primera embestida: fiuuuu. Y el huemul dio un salto, victorioso. Fiuuuu, fiuuuu, fiuuuu. Y el temor fue combustible para el animal, que esquivó con precisión cada flechazo. Y corrió. Corrió presuroso hacia la cima. La cima protegida por Pillán,guardián de la montaña.
─¡Se escapa! –gritó uno.
─¡Jamás! – Y otra vez con la flecha en el carcaj, el más valiente de los cazadores, Quechuán, les indicó a los otros continuar camino arriba.
Los demás dudaron: no querían contradecir al korá más temerario de la aldea, pero avanzar significaba enfrentarse a Pillán. A Pillan que es un dios. Que es el bien y el mal. Que protege la montaña y no...
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