Leyendas urbanas
Al igual que otros seres mitológicos de aspecto humano, la Futakuchi-Onna suele pasar desapercibida por aquellos con quienes convive y, por lo general,es descubierta después de que una o más personas se percatan de que los alimentos están desapareciendo misteriosamente en proporciones alarmantes, ya que la segunda boca de la Futakuchi-Onna come el doble de lo que come su anfitriona (la mujer en la cual está, a modo de condena…).
Como ya se dio a entender, y es esto lo que resulta más aterrador en la leyenda, la segunda boca de laFutakuchi-Onna tiene conciencia propia y piensa o, para ser más precisos, piensa el espíritu rencoroso y castigador que la controla… Por esto, esta boca viviente no solo puede gritar, chillar y manipular los cabellos de la mujer, sino que además es capaz de obligarla a cometer casi cualquier tipo de acción, incluso un crimen, y la torturara psicológicamente si se niega, murmurando constantemente y avivando elsentimiento de culpa en la mujer, achacándole la falta moral que la llevó a tener una segunda boca y convertirse en un monstruo…
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La historia del avaro:
Esta historia, pasada de generación en generación como una viva advertencia de los castigos sobrenaturales que puede recibir la tacañería, cuenta que, hace mucho tiempo, vivía en un pueblo un artesano muy trabajador, que estaba aún enedad de tener mujer e hijos, y gozaba de cierta holgura económica porque había renunciado a casarse, no porque fuera muy religioso o porque no le gustaran las mujeres, sino porque le producía una profunda aversión la idea de tener que mantener a una mujer, de tener que pagar una boca más… Su dinero era su dinero, era el dinero que conseguía con su esfuerzo, y no quería compartirlo con nadie, puesdeseaba poder disfrutarlo él solo, comprándose buena ropa y cosas que, de tener una boca que mantener, seguramente no podría gozar.
No obstante, todo cambió cuando, cierto día, en el pueblo apareció una nueva habitante, que vino sola, sin esposo, padres, hijos, o tipo alguno de compañía. Esta mujer tenía la piel tersa, blanca como la nieve, los cabellos largos y sedosos, y el rostro inundado poruna belleza digna de ser retratada por la mano de un hábil pintor. Apenas la vio, el artesano quedó embelesado; sin embargo, lo que realmente le hizo desearla con intensidad y quererla para sí, fue el enterarse, tras un par de días, que la mujer comía sumamente poco, tan poco que, tenerla en casa, acarrearía un gasto económico insignificante en comparación con todo lo bueno que podría obtener consu compañía. Así, el artesano empezó cortejarla hasta que finalmente la convenció para casarse y la llevó a vivir con él.
Inicialmente todo fue alegría, pues la mujer era una compañera agradable y entretenida, y además el artesano veía con gran complacencia que, efectivamente, eran muy ciertos los rumores sobre lo poco que comía. No obstante, el tiempo pasó y el hombre se percató de que sus...
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