Leyendas
Una noche de hace siglos,un sacerdote apellidado Aparicio, El estaba cenando en casa de una noble familia, y de repente los criados le avisaron al sacerdote que un par dehombres tocaron a la puerta rogando por su presencia.
Él los atendió, le avisaron que una moribunda necesitaba confesión y los acompañó hasta un carruaje, que lo transportó a un barrio poco pobladohasta casa en ruinas bloqueada con tablones en las ventanas. Cuando tocaron la puerta una ancianita andrajosa y llorosa con una vela en la mano salió a recibirlo y le indicó subir al piso superior dondeél encontró a una joven muchacha con fiebre, con vestido de terciopelo y una diadema en la cabeza, acostada sobre un petate; se dice que esta mujer era muy hermosa. Escuchó su confesión, seguro lecontaba cosas terribles porque el padre sudaba frío y daba sobresaltos al escucharla. Después de absolverla de sus pecados, ella se debilitó al bajar los escalones, los superiores se derrumbaron. En elpiso inferior no encontró a la ancianita y afuera de la casa ya no estaba el carruaje, al cual nunca escuchó marcharse, por lo que decidió regresar a la casa, pero ésta comenzó a cerrarse, y aunque élquiso detenerla, no pudo; de pronto, escuchó un alarido, una voz hueca que hubiese puesto los cabellos de punta hasta al más valiente.
El sacerdote, asustado, regresó presurosamente a pie a casa desus anfitriones, a quienes contó lo sucedido. Después se percató de que no traía consigo su rosario ni su pañuelo blanco, de modo que el señor de la casa, ordenó a dos de sus criados que fueran porellos a aquella casa. Cuando regresaron, dijeron que, aunque insistieron tocando la puerta nadie les abrió. El cura extrañado afirmó que él había ido a esa casa y que dejó olvidados su rosario y supañuelo blanco por lo que el anfitrión propuso que al día siguiente se reunirían para ir a dicha casa.
Al día siguiente se encaminaron a la casa e insistieron varias veces, pero nadie les abrió, por lo...
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