leyendas
Aquella era una ciudad fantasma. Atravesábamos en camioneta una zona devastada por un huracán hacía ya unos años, pero que debido a la magnitud del hecho todavía seguíadesabitada.
Mi amigo Jeff me invitó a recorrer aquel lugar; un conocido de él llamado Stephen era nuestro guía.
Me asombró la gran extensión de la zona afectada, ahora abandonada a la naturaleza. Cuadrasy cuadras de casas vacías. Ventanas rotas, puertas abiertas a interiores sombríos y malolientes, fachadas que comenzaban a resquebrajarse, eso era lo que se veía hacia donde se volteara. Y había algomás que creí que solamente era una impresión causada por el aspecto del lugar: aunque no veía a nadie igual me sentía observado.
Ya tenía ganas de irme de allí y estaba por decírselo a Jeff cuando,repentinamente en el tablero de la camioneta empezó a parpadear una luz roja.
- Es el motor -observó Stephen.
- No me diga que se está por descomponer -le dije.
- No, tal vez no, a veces loscensores exageran. Seguramente nos da para salir de aquí.
- Eso espero -deseó Jeff-. Porque no creo que una grúa venga hasta aquí.
- No, no vienen, pero va a aguantar -afirmó Stephen, aunque no creoque estuviera convencido.
A esa hora el sol ya estaba muy bajo, y las sombras se extendían por las calles.
Anduvimos unas cuadras más y la camioneta se detuvo. Nos bajamos y fuimos a revisarel motor, que apenas quedó al descubierto nos cubrió con un humo espantoso.
- Está liquidado -sentenció Stephen, evidentemente asombrado. Según él mantenía a su vehículo en perfecto estado, lo queme hizo pensar si aquello solo sería mala suerte.
Para empeorar el asunto, los celulares no tenían señal, algo que me resultó muy extraño. No quedaba otra cosa, debíamos caminar por aquel lugarinquietante.
Aunque apuramos el paso la noche nos atrapó cuando todavía estábamos en el corazón de aquella ciudad fantasma. La oscuridad se apoderó del lugar. Mis compañeros no estaban acostumbrados...
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