Liberación

Se pellizcó porque quería despertar, o, mejor dicho, quería estar segura de si soñaba, alucinaba, deliraba o alguna situación similar en que su mente le estuviera jugando una mala pasada escapando dela realidad.

Y es que todo comenzó de una manera bastante rápida y simple, razón por la que toda la situación se prestaba para irrealidad.

¿Qué había pasado?Pues que Ximena se había quedadodormida la noche previa, rendida tras una dura jornada laboral que requrió varias horas extras, y el asunto radicaba en que no había despertado en su cama -como debiera-, mas bien que, al abrir losojos, los rayos del sol le peinaron las pestañas, cegándola un tanto y el trino de la aves la arrullaron en su despertar, tierno, suave y cálido y como ningún otro que pudiera recordar.

Sintió la pielde sus manos y piernas rozar la húmeda suavidad de la verde grama otoñal. Desorientada, levantó medio cuerpo y se encontró con que yacía sobre una colina, ligeramente empinada, aunque no tanto comopara que pudiera caer rodando por ella. Avanzando unos pasos más, podría vislumbrar todo aquel extraño horizonte que le era tan desconocido como amigablemente dócil.

El día anterior se la habíapasado de mal humor. Su trabajo como asistenta de gerencia ya le estaba resultando aburrido. Se sentía aprisionada entre la órdenes del pesado ingeniero Martínez -su jefe-, cuyas órdenes, muchas veces,rozaban con lo absurdo, por lo menos, para alguien que se había esforzado estudiando en la universidad; y las verdaderas labores que debía de cumplir, las que no le molestaban por su dificultad, sino porel tedio propio de la repetición y la rutina.

Salió de su oficina de San Isidro y, todavía de mal humor tras acatar el último pedido (orden) del antipático-simpático jefe, se rindió ante susrabias y las dejó marchar, pensando para sí misma que enojarse no le conduciría a ninguna parte, y que, cuando quisiera, podría renunciar a ese trabajo, aunque le doliera más en el bolsillo que en el...