Libro Curioso
Adrienne L. Martín Universidad de California, Davis
[La Perinola (issn: 1138-6363), 12, 2008, pp. 107-122]
¿Que nos puede sorprender hoy acerca de la textualidad, por así decirlo, del ano en Quevedo? Jean-Paul Sartre comentó una vez que el culo es la feminidad secreta de los hombres, su pasividad. Esta yuxtaposición defeminidad y masculinidad, de actividad y pasividad, y la fijación en el ano como imán o locus amoenus para el deseo homosexual, aunque parezcan de mal gusto y poca trascendencia literaria, aparecen y reaparecen en la obra de Quevedo. Tales consideraciones tampoco son ajenas al estado actual de los estudios de la sexualidad en el Siglo de Oro y sus literaturas. Debo asegurar desde el principio que noes mi propósito en estas páginas especular sobre las pulsiones sexuales de Quevedo, sino examinar el complejo sistema simbólico de algunos de sus textos que tratan la homosexualidad, situándolo en su encrucijada histórica, en la que las prácticas homosexuales se consideraban una abominación, el más grave de todos los pecados, y fueron castigadas con la hoguera1. Para hacerlo, me limitaré a algunospoemas protagonizados por sodomitas, para pasar en la segunda parte del ensayo al protagonista afeminado del Entremés famoso «El marión». Ahora bien, y como espero comprobar en estas páginas, el modo literario más receptivo al deseo homosexual en el siglo XVII es, sin duda, la sátira. Como todos sabemos, en el discurso de la sátira, todo está permitido y lo que no debe mencionarse se verbalizalibremente, sin eufemismos ni reticencias, y siempre desde una perspectiva crítica y polémica. Precisamente, hace tres cuartos de siglo, al hablar de la ciencia
1 Como explica Tomás y Valiente, 1990, p. 37: «el más grave de los pecados en el mundo de la lujuria es el pecado contra natura […] y que reviste la mayor gravedad posible porque en él ya no se trata del simple acto de fornicación fuera delmatrimonio, ni del dolo o la ofensa a otro sacramento, sino que el directamente ofendido es Dios, porque es su imagen de la creación la que se altera. Es el orden natural el que se perturba». Citado también en Díez Fernández, 2003, pp. 231-32.
La Perinola, 12, 2008 (107-122)
recibido: 8-10-2007 / aceptado: 5-11-2007
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ADRIENNE L. MARTÍN
literaria, la poesía, y la crítica cotidianacomo mundos espirituales, Sarnetzki manifestaba que:
Rigen entre ellos leyes de atracción y repulsión a las que, al parecer, es difícil encontrar un fundamento, pero que cabe atribuir a orígenes históricos, espirituales y psicológicos, corrientes que se encuentran, se repelen o se entrecruzan y que, aun estando alimentadas por la misma fuente, se separan unas de otras en el camino espiritualhacia una meta concebida de distinto modo por cada una de ellas2.
La libertad de expresión y concomitante dinámica entre literatura y vida es evidente cuando los escritores tratan el tema de la sodomía, el archiconocido peccatum mutum, o crimen que no puede mencionarse entre cristianos. En efecto, el pecado nefando se textualiza libremente en el discurso poético satírico del barroco español. Aestas alturas del nuevo siglo, dada la investigación que están llevando a cabo historiadores y críticos literarios en el campo de la sexualidad, del erotismo y los estudios del género, esto ya no sorprende, aunque no se considere la discusión como parte del mundo espiritual hacia el que apunta Sarnetzki. Este filón de literatura satírico-burlesca se está estudiando más a fondo ahora, y no sólo porquerevela mucho sobre la mentalidad de la época. Como asevera Jauralde Pou en su biografía, en la formación cultural del poeta «Ciencia, razón, inteligencia, sabiduría, etc., se proyectaban hacia horizontes abiertos, pero controlados, remitían siempre a arquetipos adquiridos o impuestos desde la ideología dominante»3. Antonia Morel D’Arleux, entre otros críticos, afirma que después del Concilio de...
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