Libro de Romanos
Autor: El apóstol Pablo.
Destinatarios: Los cristianos romanos. (1:7).
Textos Claves: 1:16
"No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree, del judío primeramente y también del griego,"
5:1
"Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo,"Tema Principal:
El plan de Salvación: La justificación por fe y la santificación a través del Espíritu Santo.
Exhortación acerca de los deberes del cristiano.
Roma
Los más antiguos datos históricos que hoy se poseen sobre los orígenes de la ciudad de Roma se remontan al s. VIII a.C. Por entonces comenzaron a poblarse las siete colinas vecinas al río Tíber sobre las que, en un futuro aúnlejano, habría de alzarse la capital del mundo conocido.
Aquellos primitivos asentamientos humanos crecieron poco a poco. Se unieron entre sí, establecieron principios de convivencia y sentaron las bases que un día conducirían a la instauración de un sistema de gobierno colectivo, conforme al modelo de república que caracterizó a Roma entre los s. VI y II a.C.
A medida que se afirmaba la unidad delestado crecía su capacidad económica y militar, de donde se derivó también un fuerte anhelo de posesión territorial que empujó a Roma a la conquista de países y al sometimiento de gentes de muy diversas nacionalidades y lenguas. Con el paso de los años, se hizo dueña de toda la cuenca del Mar Mediterráneo y sus territorios circundantes, y aun mucho más allá.
En la época de Jesús, la república deRoma se había transformado en imperio. Y fue en pleno corazón de aquel imperio romano, en parte admirable, y en parte lleno de conflictos y moralmente degradado, donde surgió la iglesia a la que el apóstol Pablo escribió esta epístola, sin duda la más importante de las suyas desde el punto de vista teológico.
Propósito
La Epístola de Pablo a los Romanos (=Ro) ha enriquecido el testimonio degeneraciones de creyentes a lo largo de la historia. La profundidad de pensamiento del autor pone de relieve su confiada entrega a la gracia de Dios, y manifiesta su vocación y el fervor que lo anima; un fervor evangelizador que ha inspirado acontecimientos decisivos para la historia y la cultura de la humanidad.
Cuando el apóstol redactó esta epístola, la más extensa de todas las suyas, aún no se lehabía presentado la ocasión de visitar a los creyentes residentes en Roma (1.10–15). Sin embargo, la larga lista de saludos del capítulo 16 parece probar que ya por entonces contaba con no pocas relaciones y afectos entre aquel grupo de hombres y mujeres que, en pleno corazón del imperio, habían sido «llamados a ser de Jesucristo» (1.6, 7). No obstante, es ese conocimiento que el apóstoldemuestra tener de muchos creyentes de una iglesia a la que nunca había visitado, lo que ha motivado que algunos estudiosos piensen que el capítulo 16 no formó parte originalmente de esta carta. Opinan que pudo pertenecer a otra, posiblemente una dirigida a Éfeso, donde Pablo sí había estado en más de una ocasión y, una vez a lo menos, durante un largo espacio de tiempo (véase Introducción a Efesios).Pablo se había propuesto muchas veces viajar a Roma (1.9–10,13, 15; 15.22–23), para anunciar allí el evangelio (1.15) y comunicar a los hermanos «algún don espiritual», para ser «mutuamente confortados por la fe» en Cristo (1.11–12). Pero es ahora, al considerar a España como campo de su inmediata labor misionera, cuando ve llegar también la oportunidad de realizar la anhelada visita (15.24, 28).En esas circunstancias, el apóstol pareció entender que su presencia en Roma contribuiría a superar algunas tensiones que se estaban presentando en la iglesia. Pasajes como 11.11–25 y 14.1–15.6 revelan que sobre la comunión fraternal se cernía un serio peligro de división, a causa de rivalidades surgidas entre creyentes de distinta procedencia: los unos del judaísmo y los otros del paganismo (cf....
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