Libro sexto de platon
FILOSÓFICA.
OBRAS COMPLETAS
DE
PLATÓN
mim u mm CAETÍLLASÍ P Ü MMÍ \U Q
D. PATRICIO DE AZCARATE
LA REPÚBLICA.
LIBROS: \ I . - M [ , - V ! I I . - I X . - X .
MADRID
MEDINA Y N A V A R R O , E D I T O R E S
AUEN.U. , Ki, I.IlillK.RlA
Platón, Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo 8, Madrid 1872
Platón, Obras completas, edición de Patricio deAzcárate, tomo 8, Madrid 1872
OBRAS COMPLETAS DE PLATÓN.
Platón, Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo 8, Madrid 1872
Esta inducción es propiedtd; quedando becho el depósito que la ley previene.
Imprtnta de la Biblioteca da Instrucción y Recreo.—Capellanes, 5, principal.
Platón, Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo 8, Madrid 1872
BIBLIOTECA.FILOSÓFICA..
OBRAS COMPLETAS
DE
PLATÓN
D. PATRICIO DE AZCÁRATE
SOCIO CORRESPONDIENTE DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS V DE LA ACADEMIA DE LA HISTORIA.
TOMO v n i .
MADRID
MEDINA Y NAVARRO, EDITORES
ARENAL, 1 6 , LIBRERÍA
1872
Platón, Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo 8, Madrid 1872
Platón, Obras completas, edición de Patricio deAzcárate, tomo 8, Madrid 1872
LA REPÚBLICA Ó EL ESTADO.
TOMO SEGUNDO.
LIBROS V I . - V I I . - V I I I . - I X . - X .
Platón, Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo 8, Madrid 1872
Platón, Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo 8, Madrid 1872
L I B R O SEXTO.
—Al fin, después de muchas dificultades y de un rodeo de palabras bastante largo, hemosfijado, mi querido Glaucon, la diferencia entre los verdaderos filósofos y los que no lo son. —Quizá no era fácil conseguir por otro medio el objeto. —No lo creo yo así. A mi parecer, hubiéramos podido llevar en este punto la evidencia más allá aún, si sólo de esta cuestión hubiéramos tenido que tratar, y si no tuviéramos que recorrer otras muchas para saber en qué difiere la condición del hombre justode la del hombre malo. —Después de esto, ¿qué es lo que nos falta por examinar? —Lo que sigue inmediatamente. Puesto que los verdaderosfilósofosson aquellos, cuyo espíritu puede alcanzar el conocimiento de lo que existe siempre de una manera inmutable, y que todos los demás que giran sin cesar en tomo de mil objetos siempre mudables, serán todo menos filósofos, es preciso ver á quiénes hemos deescoger para gobernar nuestro Estado. — ¿Y cuál será el mejor camino que para ello debamos tomar? —Designar para magistrados á los que nos parezcan más á propósito para mantener las leyes y las instituciones en todo su vigor. — Muy bien.
Platón, Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo 8, Madrid 1872
8
—No es difícil decidir si un buen guardián debe ser ciego ó perspicaz. —No, sin duda. —¿Y qué diferencia encuentras entre los ciegos y los que, privados del conocimiento de lo que existe de una manera simple é inmutable y no teniend9 en su alma ninguna idea clara y distinta, no pueden á semejanza de los pintores fijar sus miradas sobre el ejemplar eterno de la verdad, y después de haberlo contemplado con toda la atención posible, trasladar á las cosas de este mundo loque han observado, y servirse de ello como de una regla segura para fijar por medio de leyes lo que es honesto, bueno y justo en las acciones humanas, y para conservar estas leyes después de haberlas establecido? — Ninguna diferencia encuentro entre ellos y los ciegos. —¿Y serán estos los que habremos de escoger para guardadores del Estado? ¿Ó más bien deberemos escoger á los que conocen laesencia de las cosas, y que además no ceden á los otros ni en experiencia, ni en ninguna clase de mérito? —Seria una locura no escoger á estos últimos, si por otra parte en nada son inferiores á los primeros, puesto que los superan en la cualidad más importante. —Ahora nos toca á nosotros explicar por qué medios podrán unir la experiencia á la especulación. -Sí. — Como ya dijimos al principio de...
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