libro tunel
1948
ERNESTO SABATO
Copia privada para fines
exclusivamente educacionales
Prohibida su venta
Fuente: Texto convertido a partir de edición
digital de Moro para Epublibre.org
PERRERAC
«…en todo caso, había un solo túnel, oscuro y solitario:
el mío».
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A la amistad de Rogelio Frigerio
que ha resistido todas las asperezas
y vicisitudes de las ideas.
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IBASTARÁ decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que
mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el
recuerdo de todos y que no se necesitan mayores
explicaciones sobre mi persona.
Aunque ni el diablo sabe qué es lo que ha de recordar la
gente, ni por qué. En realidad, siempre he pensado que no
hay memoria colectiva, lo que quizá sea una forma de
defensa de la especie humana. Lafrase «todo tiempo
pasado fue mejor» no indica que antes sucedieran menos
cosas malas, sino que —felizmente— la gente las echa en el
olvido. Desde luego, semejante frase no tiene validez
universal; yo, por ejemplo, me caracterizo por recordar
preferentemente los hechos malos y, así, casi podría decir
que «todo tiempo pasado fue peor», si no fuera porque el
presente me parece tan horriblecomo el pasado; recuerdo
tantas calamidades, tantos rostros cínicos y crueles, tantas
malas acciones, que la memoria es para mí como la
temerosa luz que alumbra un sórdido museo de la
vergüenza. ¡Cuántas veces he quedado aplastado durante
horas, en un rincón oscuro del taller, después de leer una
noticia en la sección policial! Pero la verdad es que no
siempre lo más vergonzoso de la razahumana aparece allí;
hasta cierto punto, los criminales son gente más limpia,
más inofensiva; esta afirmación no la hago porque yo
mismo haya matado a un ser humano: es una honesta y
profunda convicción. ¿Un individuo es pernicioso? Pues se lo
liquida y se acabó. Eso es lo que yo llamo una buena
acción. Piensen cuánto peor es para la sociedad que ese
individuo siga destilando su veneno y queen vez de
eliminarlo se quiera contrarrestar su acción recurriendo a
anónimos, maledicencia y otras bajezas semejantes. En lo
que a mí se refiere, debo confesar que ahora lamento no
haber aprovechado mejor el tiempo de mi libertad,
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liquidando a seis o siete tipos que conozco.
Que el mundo es horrible, es una verdad que no necesita
demostración. Bastaría un hecho para probarlo, en todocaso: en un campo de concentración un ex pianista se
quejó de hambre y entonces lo obligaron a comerse una
rata, pero viva.
No es de eso, sin embargo, de lo que quiero hablar ahora;
ya diré más adelante, si hay ocasión, algo más sobre este
asunto de la rata.
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II
COMO DECÍA, me llamo Juan Pablo Castel. Podrán
preguntarse qué me mueve a escribir la historia de mi
crimen (no sé siya dije que voy a relatar mi crimen) y,
sobre todo, a buscar un editor. Conozco bastante bien el
alma humana para prever que pensarán en la vanidad.
Piensen lo que quieran: me importa un bledo; hace rato
que me importan un bledo la opinión y la justicia de los
hombres. Supongan, pues, que publico esta historia por
vanidad. Al fin de cuentas estoy hecho de carne, huesos,
pelo y uñas comocualquier otro hombre y me parecería
muy injusto que exigiesen de mí, precisamente de mí,
cualidades especiales; uno se cree a veces un
superhombre, hasta que advierte que también es
mezquino, sucio y pérfido. De la vanidad no digo nada: creo
que nadie está desprovisto de este notable motor del
Progreso Humano. Me hacen reír esos señores que salen
con la modestia de Einstein o gente por elestilo; respuesta:
es fácil ser modesto cuando se es célebre; quiero decir
parecer modesto. Aun cuando se imagina que no existe en
absoluto, se la descubre de pronto en su forma más sutil: la
vanidad de la modestia. ¡Cuántas veces tropezamos con
esa clase de individuos! Hasta un hombre, real o simbólico,
como Cristo, pronunció palabras sugeridas por la vanidad o
al menos por la soberbia....
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