Libro Vi - Bitruvio
Libro VI – Del ornamento
Ciertamente se considera que la gracia y la galanura emanan sólo de la belleza y el ornamento. Es por ello por lo que no hay nadie tan obtuso, tan rudo e inculto, que no se sienta intensamente atraído por las cosas más bellas, que no prefiera las más adornadas a todas las demás, que no le molesten las feas, que no desechetodas las desaliñadas y sin terminar, y que no pueda indicar, cuando señala defectos en la ornamentación de algo, qué es lo que le daría gracia y decoro. La belleza, pues, es algo principal y debe buscarla con gran empeño sobre todo quien pretende que sus cosas resulten agradables. Son indicio de la gran consideración en que la tuvieron nuestros antepasados, muy juiciosos como lo eran, entre otrascosas los increíbles cuidados que derrocharon para adornar profusamente lo relativo al derecho, la vida militar, la religión y la entera actividad pública; como si hubieran querido dar a entender que todo ello sin lo cual la vida humana apenas cuenta para nada, una vez suprimida la magnificencia y la solemnidad de la ornamentación quedaría reducido a una actividad vacía y sin sentido. Cuandocontemplamos el cielo y sus maravillas, quedamos más encantados ante la obra de los dioses por la belleza que vemos que por la gran utilidad que le reconocemos. Por todas partes podemos constatar cómo la propia naturaleza no cesa de engalanarse día a día con una variedad extensa de bellezas, como por ejemplo con el colorido de las flores. Y si estas cualidades son exigibles a alguna cosa es a unedificio, que no puede carecer de ellas de ningún modo sin disgustar lo mismo a los expertos que a los no conocedores. En definitiva, lo que experimentamos ante un amontonamiento sin forma y desordenado de piedras no es sino una desaprobación tan grande cuanto mayor haya sido la dedicación de la obra, y detestemos el gusto de amontonar piedras irreflexivamente. Cuando una obra falla en cuestión deelegancia, resulta una nimiedad de poca monta el hecho de que satisfaga la necesidad, e insuficiente el que responda a la comodidad. Además, la belleza de la cual estamos hablando es algo que contribuye enormemente a la comodidad e incluso a la duración del edificio. Pues, todos se sienten mucho más a gusto cuando se encuentran entre paredes adornadas que entre paredes desnudas, además seria el mediomás seguro para proteger el arte de las agresiones humanas. En efecto, la belleza alcanzará incluso al enemigo devastador, templando su furia para que las obras resulten respetadas. “No hay nada mejor que el decoro y hermosura formales para proteger una obra de la destrucción humana y preservarla ilesa”. Conviene, pues, aplicarse con todo cuidado y sin escatimar en gastos para que la obra que serealice sea no sólo funcional y confortable, sino también y principalmente bien adornada y asimismo muy grata a la vista, de modo que quienes la contemplen coincidan que tal dispendio no podía haberse utilizado mejor que así. La belleza y el ornamento están fundamentados sobre las mismas bases pero al mismo tiempo difieren entre sí. Se define entonces “la belleza como la armonía entre todas laspartes, en la unidad que conforman, según una determinada norma, de manera que no se pueda añadir o quitar o cambiar nada sin que quede desmejorada”. Se trata de algo grande y divino, a cuyo objetivo hay que consumir todas las fuerzas de la habilidad técnica y del ingenio; y es insólito, incluso para la misma naturaleza, que alguien consiga producir una obra rotundamente impecable y perfecta en todassus partes. “¡Qué escasos son los bellos muchachos en Atenas!”, hace exclamar Cicerón a un personaje suyo. Él, contemplando las formas, notaba en los individuos que desaprobaba algo de menos o de más de lo que requerían las normas de la belleza. Pero utilizando adornos, o sea maquillando y disimulando lo que se presentaba contrahecho, o resaltando y puliendo lo más hermoso, se habría conseguido...
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