lIBRO
JRR Tolkien
PARTE II: Las Dos Torres
LIBRO TERCERO
1
LA PARTIDA DE BOROMIR
Aragorn subió rápidamente la colina. De vez en cuando se inclinaba hasta el
suelo. Los hobbits tienen el paso leve y no dejan huellas fáciles de leer, ni
siquiera para un Montaraz, pero no lejos de la cima un manantial cruzaba el
sendero y Aragorn vio en la tierra húmeda lo que estababuscando.
«Interpreto bien los signos», se dijo. «Frodo corrió a lo alto de la colina. ¿Qué
habrá visto allí, me pregunto? Pero luego bajó por el mismo camino.»
Aragorn titubeó. Hubiera querido ir él mismo hasta el elevado sitial, esperando
ver algo que lo orientase de algún modo, pero el tiempo apremiaba. De pronto dio
un salto hacia adelante y corrió a la cima; atravesó las grandes losas ysubió por
los escalones. Luego, sentándose en el alto sitial, miró alrededor. Pero el sol
parecía oscuro y el mundo apagado y lejano. Se volvió desde el Norte y dio una
vuelta completa hasta mirar de nuevo al Norte y no vio nada excepto las colinas
distantes, aunque allá a lo lejos la forma de un pájaro grande parecido a un águila
planeaba en el cielo otra vez y descendía a tierra en círculosamplios y lentos.
Aún mientras observaba alcanzó a oír unos sonidos débiles en el bosque que
se extendía allá abajo al oeste del río. Se enderezó. Eran gritos y entre ellos
reconoció con horror las voces roncas de los orcos. Un instante después resonó
de súbito la llamada profunda y gutural de un corno, y los ecos golpearon las
colinas y se extendieron por las hondonadas, elevándose sobre elrugido de las
aguas en un poderoso clamor.
-¡El cuerno de Boromir! -gritó Aragorn-. ¡Boromir está en dificultades! -Se lanzó
escalones abajo, y se alejó saltando por el sendero.- ¡Ay! Hoy me persigue un
destino funesto, y todo lo que hago sale torcido. ¿Dónde está Sam?
Mientras corría los gritos aumentaron, pero la llamada del corno era ahora más
débil y más desesperada. Los aullidos de losorcos se alzaron, feroces y agudos y
de pronto el corno calló. Aragorn bajó a todo correr la última pendiente, pero
antes que llegara al pie de la colina, los sonidos fueron apagándose, y cuando
dobló a la izquierda para correr tras ellos, comenzaron a retirarse hasta que al fin
ya no pudo oírlos. Sacando la espada brillante y gritando Elendil! Elendil! se
precipitó entre los árboles.
A unamilla quizá de Parth Galen, en un pequeño claro no lejos del lago,
encontró a Boromir. Estaba sentado de espaldas contra un árbol grande y parecía
descansar. Pero Aragorn vio que estaba atravesado por muchas flechas
empenachadas de negro; sostenía aún la espada en la mano, pero se le había
roto cerca de la empuñadura. En el suelo y alrededor yacían muchos orcos.
Aragorn se arrodilló junto a él.Boromir abrió los ojos y trató de hablar. Al fin
salieron unas palabras, lentamente.
-Traté de sacarle el Anillo a Frodo -dijo-. Lo siento. He pagado. -Echó una
ojeada a los enemigos caídos; veinte por lo menos estaban tendidos allí cerca. -
Partieron. Los medianos se los llevaron los orcos. Pienso que no están muertos.
Los orcos los maniataron.
Hizo una pausa y se le cerraron los ojos,cansados. Al cabo de un momento
habló otra vez.
-¡Adiós, Aragorn! ¡Ve a Minas Tirith y salva a mi pueblo! Yo he fracasado.
-¡No! -dijo Aragorn tomándole la mano y besándole la frente-. Has vencido.
Pocos hombres pueden reclamar una victoria semejante. ¡Descansa en paz!
¡Minas Tirith no caerá!
Boromir sonrió.
-¿Por dónde fueron? ¿Estaba Frodo allí? -preguntó Aragorn.
Pero Boromir no dijo más.-¡Ay! -dijo Aragorn-. ¡Así desaparece el heredero de Denethor, Señor de la
Torre de la Guardia! Un amargo fin. La Compañía está deshecha. Soy yo quien
ha fracasado. Vana fue la confianza que Gandalf puso en mí. ¿Qué haré ahora?
Boromir me ha obligado a ir a Minas Tirith y mi corazón así lo desea, ¿pero dónde
están el Anillo y el Portador? ¿Cómo encontrarlos e impedir que la Búsqueda
termine...
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