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Katherine Neville
El Ocho
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El ajedrez es la vida BOBBY FISHER
... la vida es una especie de ajedrez. BENJAMIN FRANKLIN
LA DEFENSA
Los personajes suelen estar a favor o en contra de la búsqueda. Si la apoyan, se los idealiza simplemente como valientes o puros; si la obstruyen, se los tilda de simplemente comoinfames o cobardes. Por consiguiente, todo pesonaje típico... suele enfrentarse con su contrario moral, como las piezas blancas y negras. NORTHROP FRYE Anatomy of Criticism
Abadía de Montglane, Francia
Primavera de 1790
Una bandada de monjas cruzó la carretera y sus almidonados griñones revolotearon sobre sus cabezas como las alas de las grandes aves marinas. Cuando atravesaron las grandespuertas de piedra de la ciudad, gallinas y gansos abandonaron prestamente el sendero, aleteando y chapoteando en los charcos de barro. Todas las mañanas las monjas se desplazaban por la niebla oscura que rodeaba el valle y, en mudas parejas, se dirigían hacia el sonido de la grave campana que llamaba desde las colinas. Designaban a esa primavera "Le Printemps Sanglant", la primavera sangrienta.Los cerezos habían florecido temprano, mucho antes de que se derritieran las nieves de las altas cumbres. Sus frágiles ramas caían hacia la tierra por el peso de los capullos rojos y húmedos. Algunos consideraron esa floración prematura como un buen augurio, símbolo de renacimiento tras el prolongado y cruel invierno. Entonces llegaron las lluvias frías y congelaron las ramas floridas, cubriendo elvalle con una gruesa capa de flores rojas salpicadas por las manchas marrones de la escarcha. Como una herida en la que se coagula la sangre. Se consideró que esto era otro tipo de señal. En lo más alto del valle, la abadía de Montglane erigía como un descomunal saliente rocoso en la cima de la montaña. Hacía casi mil años que la estructura crecida a una fortaleza no había sido tocada por el mundoexterior. Estaba formada por seis o siete capas de pared construidas una sobre otra. Con el correr de los siglos, a medida que las piedras originales se desgastaron, se instalaron nuevas paredes en el exterior de las antiguas, provistas de contrafuertes suspendidos. El resultado fue una melancólica mezcolanza arquitectónica cuyo aspecto dio pábulo a los rumores sobre el lugar. La abadía era lamás vieja estructura eclesiástica de Francia que permanecía intacta y contenía una antigua maldición que muy pronto se reavivaría. A medida que la ronca campana retumbaba en el valle, una tras otra las monjas que aún quedaban desviaban la mirada de sus labores, dejaban a un lado azadas y rastrillos y cruzaban las largas y simétricas filas de cerezos para ascender por el escarpado camino que llevaba ala abadía. Al final de la larga procesión caminaban del brazo dos jóvenes novicias, Valentine y Mireille, andando con tiento con las botas cubiertas de barro. Creaban un extraño contraste con la ordenada fila de monjas. Mircille, alta, pelirroja, de piernas largas y hombros anchos, parecía más una sana granjera que una monja. Sobre el hábito llevaba un pesado delantal de carnicero y del griñón...
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