Libro
Francisco Alvarez González
Todo lo que el hombre hace o piensa tiene un sentido; y si nos propusiéramos, en cada caso, calar hondo en el subsuelo de esos haceres o pensamientos, cualquier cateador del espíritu hallaría que, en el fondo y de verdad, tienen su último fundamento en ciertas creencias básicas, de esas que el uso corriente tilda de metafísicas. Esverdad que la a veces sutil conexión que une las actitudes o los pensamientos con las raíces metafísicas de donde aquéllos se nutren no es fácil de rastrear y que, en la mayoría de las ocasiones, es totalmente desconocida incluso para los sujetos de los mismos. En esa falta de saber consciente, que serviría para iluminar el engarce, estriba el por qué del menosprecio o desdén por lo metafísico, aúnen quienes viven de ello y de ello reciben su significado y sentido. Aquellas cosas que hacemos y que más causalmente parecen depender de los estímulos de nuestro propio cuerpo o del mundo exterior, integradas en la unidad de la persona que cada uno de nosotros somos, se cargan de un significado distinto según los casos y, en especial, de acuerdo con el sistema de últimas y firmes creencias enque nos apoyamos para vivir. La viva y actuante latencia de lo metafísico en nosotros no afecta sólo a lo que pienso o a lo que hago con plenitud de conciencia; influye aún en el mero percibir o sentir; la simple percepción no es un absoluto, igual, por ende, para cualquier posible percipiente ; somos todo, menos el espejo que una larga y errónea tradición ha querido ver en nosotros. uestraconciencia posee un halo de virtualidad y cuando percibimos algo aprehendemos, por ende, siempre más de lo que nos dan las sensaciones actualmente presentes. Esta aureola de virtualidad depende, en definitiva, de lo que somos, esto es, en muy buena medida, de lo que fuimos y de lo que proyectamos. o hay, por tanto, como decía, ningún absoluto, siempre el mismo para todos, ante nosotros. fines,valoraciones, representaciones y saberes diversos constituyen ese complejo de conciencia virtual que hace que las cosas -nunca aisladas, sino miembros de una totalidad o mundo- se yergan con escorzos distintos ante cada uno de nosotros y valgan, pues, en muchos casos, como cosas completamente distintas. Mas es obvio que valoraciones y fines implican ciertos criterios de preferencias, que seleccionamos delinmenso archivo de las cosas vividas que fueron ciertas representaciones y no otras según también criterios de importancia y de valor y que, finalmente, el saber posee una estructura sistemática que le engarza con toda clase de saberes; en suma, que lo metafísico, como fundamento último del saber, del valor, de las preferencias en la selección de ciertos fines y no otros, etc., etc., está actuandoincluso allá donde menos pudiéramos esperar que lo estaba, en el simple hecho de abrir los ojos para ver. No escapa a la perspicacia de ustedes adónde voy: si lo que de un modo un tanto general he denominado lo metaftsico no se halla ausente incluso del insignificante ver o sentir ante la presencia de cosas, es claro que con más fuerte timbre aún ha de dejar oir su
106
FRANCISCO ALV AREZGONZALEZ
voz en tratándose de ideas; y más todavía cuando se trata de una tan trascendental, importante y robusta como ésta del desarrollo, objeto principal de nuestras ret1exiones de hoy. La percepción del cambio es tan notoria y generalizada que los insectos y aún animales de organización muy superior, por instinto, se inmovilizan o paran con la obvia finalidad de pasar desapercibidos, cuando ensu contorno inmediato sienten la presencia de algo que pueda atentar contra sus vidas. Pero el universal movimiento, uno de los mas viejos temas de la meditación téorica del hombre, no es exactamente asimilable al desarrollo. Este presupone e implica el cambio, pero no cualquier cambio es, sin más, desarrollo. Este exige algunas características notas, como las de un cierto crecimiento y las de...
Regístrate para leer el documento completo.