libro
La fortaleza digital
Nota del autor
Para La fortaleza digital, mi primera novela, elegí como escenario mi ciudad europea preferida: la adorable Sevilla. Viví en ella un año entero, durante mi época de estudiante en la Universidad de Sevilla, en un piso de la plaza de Cuba. Desde allí veía a los remeros del Guadalquivir y me encantaba. Durante aquel año, me enamoré de la ciudad ysobre todo de su gente. De hecho, después he regresado allí en otras cuatro ocasiones, que es más de lo que he vuelto a visitar ninguna otra ciudad de Europa. He llevado a mis padres y a mi familia a conocer Sevilla y hasta he aprendido a bailar sevillanas. De igual modo que mi ciudad natal en Estados Unidos, Sevilla tiene aspectos maravillosos y otros que no lo son tanto. Como novelista, procurodestacar por igual los elementos negativos como los positivos para dotar de intensidad a la trama... Y lo hago con enorme pasión y amor hacia la tierra de
España y los españoles.
Para mis padres…
Mis mentores y héroes
Quiero expresar mi gratitud a mis editores de St. Martin’s Press, Thomas Dunne y la excepcionalmente talentosa Melissa Jacobs. A mis agentes en Nueva York, George Wieser, Olga Wiesery Jake Elwell. Y a todos aquellos que leyeron el manuscrito y colaboraron conmigo. Y en especial a mi mujer, Blythe, por su entusiasmo y paciencia. Expreso también mi agradecimiento discreto a los dos ex criptógrafos sin rostro de la NSA* que me prestaron una ayuda de incalculable valor mediante reenvíos anónimos de correos electrónicos. Sin ellos no hubiera podido escribir este libro.
PrólogoPLAZA DE ESPAÑA
SEVILLA
11:00 A.M.
Dicen que cuando mueres todo se te revela. Ensei Tankado supo entonces que era cierto. Mientras se llevaba las manos al pecho y caía al suelo presa de un dolor insoportable, comprendió su horrible equivocación.
Varias personas se congregaron en torno suyo con la intención de auxiliarle, pero Tankado no quería ayuda. Era demasiado tarde.
Tembloroso, levantó la manoizquierda con los dedos extendidos. ¡Mirad mi mano! Las caras que le rodeaban miraron, pero se dio cuenta de que no entendían lo que intentaba comunicar.
En un dedo llevaba un anillo de oro grabado con una inscripción. Por un instante, la sortija centelleó bajo el sol de Andalucía. Ensei Tankado supo que sería la última luz que vería.
Estaban en las montañas, en su albergue favorito. David lesonreía.
— ¿Qué dices, bonita? ¿Te quieres casar conmigo?
Recostada sobre la cama con dosel, ella levantó la vista, convencida de que era el hombre de su vida. Para siempre. Mientras escudriñaba sus profundos ojos verdes, una campana ensordecedora empezó a tañer en la distancia. Se lo llevaba. Extendió las manos, pero sólo aferraron aire.
Fue el timbre del teléfono lo que arrancó por completo a SusanFletcher de su sueño. Lanzó una exclamación ahogada, se sentó en la cama y buscó a tientas el aparato.
— ¿Hola?
—Susan, soy David. ¿Te he despertado?
Ella sonrió y rodó en la cama.
—Estaba soñando contigo. Ven a jugar.
Él rió.
—Aún está oscuro.
—Mmmm. —Ella emitió un ronroneo sensual—. En ese caso, ven a jugar de inmediato. Podemos dormir un poco antes de dirigirnos al norte.
David exhaló un suspirode frustración.
—Por eso llamo. Es por nuestra excursión. Tenemos que aplazarla.
— ¡Cómo! —protestó Susan.
—Lo siento. He de hacer un viaje. Volveré mañana. Partiremos temprano. Aún nos quedarán dos días.
—Pero ya he reservado nuestra habitación de siempre en Stone Manor —protestó Susan.
—Lo sé, pero...
—Se suponía que esta noche iba a ser especial, para celebrar nuestros primeros seis meses. Teacuerdas de que estamos comprometidos, ¿verdad?
—Susan —suspiró David—. Ahora no puedo ir, me está esperando un coche. Te llamaré desde el avión y te lo explicaré todo.
— ¿Avión? —repitió ella—. ¿Qué pasa? ¿Por qué la universidad...?
—No es la universidad. Ya te lo explicaré más tarde. He de irme. Me están esperando. Te llamaré. Te lo prometo.
— ¡David! —gritó—. ¿Qué...?
Pero era demasiado...
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