libros de amor
Portada
Dedicatoria
Cita
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Agradecimientos
Imágenes
Marmosete
Descubre la obra de Federico Moccia en ebook
Créditos
A Alessandro Giuseppe y a Maria Luna,
a sus sonrisas.
Y a Giulia, que me ha regalado
este precioso sueño
El más bello de los mares
es aquel que no hemos visto.
La más lindacriatura
todavía no ha nacido.
Nuestros días más hermosos
aún no los hemos vivido.
Y lo mejor que tengo que decirte
todavía no lo he dicho.
NAZIM HIKMET
1
En la vida, muchas cosas ocurren por casualidad, solo unas pocas
podemos decidirlas nosotros y, casi siempre, estas últimas son las mejores.
Como la idea de volver a verla. De modo que camino por el parque con las
manos en losbolsillos y, al verla, el corazón me late con tanta fuerza que
ya no tengo dudas.
«Eh...» Nos quedamos callados, mirándonos, como si no hubiera
pasado más que un instante. Ha vuelto a Roma y todo es como la última
vez: su pelo castaño con aquellos reflejos resplandecientes bajo la luz del
sol, el hoyuelo que se le forma en la mejilla derecha, la piel fina, casi
transparente, que deja entrever lasombra azulada de las venas en sus
manos estilizadas. Hasta el corazón grabado en un banco por alguien que
no somos nosotros está todavía allí. En él dice M M , mal escrito, pero
ya se entiende. María sonríe, entonces me mira con curiosidad, tal vez con
preocupación porque pueda haber ocurrido algo desde que se fue, que
alguien haya robado un pedazo de nuestra historia. «No...», contesto a esapregunta que nadie me ha hecho. Y ella parece tan feliz, como si esa
manera de no usar palabras para decírselo todo perteneciera solo a los
elegidos, a los enamorados, a los que les basta con mirarse a los ojos para
leer lo que llevan escrito en el corazón. Pero si se fijara bien, por desgracia
en mi corazón pone algo que no le digo: «Algunas veces he pensado en
Ella». Ella, ella con Emayúscula; ella, que ha sido tan importante en mi
vida. Casi me da miedo que la palabra se me salga del pecho y aparezca
por debajo del jersey con caracteres enormes, que se forme plásticamente
letra a letra ante los ojos de María. Entonces, instintivamente, me abrocho
la cazadora. Y, sin que me lo haya preguntado siquiera, llevo las manos
hacia adelante, sintiéndome culpable. Algo parecido acuando eres pequeño
y rompes un jarrón, y ya antes de que tu madre se dé cuenta dices: «¡No he
sido yo!». De modo que me apresuro a anticiparme: «No he vuelto a
verla». Una mentira. Pero solo a medias. Porque verla tan nítidamente en
mis recuerdos ha sido casi natural, y alguna vez he mirado su página de
Facebook, he pasado por debajo de su casa, he intentado coincidir con ella,
pero no hasignificado nada, solo ha sido un modo de atenuar poco a poco
ONA
OUR
el dolor que sentía por una historia de amor que terminó sin ninguna razón.
Alessia, la chica con la que llevaba saliendo más de un año, un día
cogió y se fue. Punto. Ésa es la cicatriz que tal vez nunca podrá borrarse de
mi corazón. Y parece como si María sintiera que estoy distraído. Entonces
me aleja de mispensamientos, me coge una mano, la mira, le da vueltas.
Es como si buscara entre sus pliegues alguna clase de explicación. En la
línea de la vida, de la fortuna, de la felicidad, del amor. Las recorre todas
con el dedo y luego casi lo susurra: «¿Tú y yo?». Y lo dice sin mirarme,
con la cabeza baja, con un hilo de voz que de repente ha roto el extraño
silencio que guardaba. Qué bien, hasta ha...
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