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En las cercanías vivía la familia O'Gorman, compuesta por el padre, de origen francoirlandés; la madre, porteña de antiguaestirpe, y seis hijos, entre los que se distinguía Camila.
Esta joven, de unos veinte años, era, al decir de Berutti, "muy hermosa de cara y de cuerpo, muy blanca, graciosa y hábil pues tocaba el piano y cantaba embelesando a los que la oían". Camila, además, tenía una gran personalidad, quizás heredada de su célebre y bella abuela Anita Perichon, amante del virrey Liniers.
El otro protagonista deesta historia había llegado unos años antes desde Tucumán. Era, según recordaba Antonino Reyes, "un joven de pelo negro y ensortijado, cutis moreno y mirada viva, modales delicados y un conjunto simpático". Decían que era "juicioso y lleno de aptitudes" y venía a Buenos Aires para seguir la carrera eclesiástica. Ordenado sacerdote a los veinticuatro años, Ladislao Gutiérrez fue designado párroco enla iglesia del Socorro. Pronto reparó en la joven alta, de pelo castaño y expresivos ojos oscuros, de andar elegante y gracioso. No tuvo que esperar mucho para que se la presentaran: era hermana de Eduardo O'Gorman, compañero en la carrera sacerdotal.
Como casi todas las mujeres de esa época, Camila era bastante devota. Iba a misa con frecuencia y le gustaban mucho los sermones del nuevopárroco. A veces él iba de visita a su casa. Poco a poco se hicieron amigos y empezaron a encontrarse en sus paseos por Palermo.
LA PASIÓN
Camila comenzó a sentir algo nuevo, completamente nuevo y desconocido. Cuando escuchaba sus sermones en la iglesia, su voz decía más que las palabras que pronunciaba, y mientras se dirigía a toda la concurrencia era ella la que recibía la mirada de sus pupilasardientes y sentía que un licor la incendiaba por dentro.
Una vez más se imponía el misterio del amor entre dos seres. Tampoco él podía acallarlo. ¡Camila! Su presencia transformaba el oscuro recinto del templo en un lugar paradisíaco. Desde que hacía su aparición, sentándose con gracia en la alfombra extendida por su sirviente, sólo podía dirigirse a ella. Nunca había sentido algo así por nadie.Aumentaron sus conversaciones y paseos. Ella tenía muchas dudas respecto de la religión y él trataba de aclarárselas, aunque las suyas iban creciendo a medida que pasaban los días.
¿En qué se basaba su vocación? ¿A quién debía fidelidad? ¿Era Dios como se lo habían enseñado? ¿Quién podía arrogarse el derecho de conocer sus deseos? ¿No era El responsable de esa atracción irresistible entre ellos?Cuando les resultó imposible ignorar ante sí mismos que se querían, él la tranquilizó convenciéndola de que aquello no era un crimen. Reconocía haberse equivocado al seguir la carrera sacerdotal, pero consideraba que, por las circunstancias, sus votos eran nulos. Y si la sociedad no permitía que la hiciera su esposa ante el mundo, el la haría suya ante Dios. Querían cumplir su voluntad, vivir juntos ymultiplicarse como la pareja primigenia. El había cometido un error, pero ante todo era un hombre creado a imagen y semejanza de Dios, con inteligencia y libertad para arrepentirse de su decisión equivocada y empezar una nueva vida junto al ser querido que Dios había puesto en su camino. Todo desaparecía ante la imperiosa necesidad de vivir juntos. Dejarlo todo para tenerlo todo. Nada podíaexistir superior a esto.
LA FUGA
Camila se dejó convencer. No podía imaginarse la vida sin él, pero tampoco estaba dispuesta a ser "la barragana del cura". Empezaron a concebir la idea de huir de Buenos Aires y cambiar de identidad para poder vivir casados ante Dios y ante los hombres. Pero, ¿adónde irían para que no los pudieran alcanzar las autoridades civiles y eclesiásticas? ¿Y cuánto...
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