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GUSTAVO ALFREDO ALVAREZ CHONG

“El mensajero que surgió del Toxtlan”

Cuenta la leyenda que un pequeño cuacuauhto (arbolito), surgido apenas como brote de la primavera, se cobijaba al calor y sombra de los árboles más huehue (viejos) que habitaban por estas selvas del Toxtlán.
Transcurría una yohuac (noche) de invierno apenas empezando el mes de Diciembre y elpequeño cuacuauhto (arbolito) dejaba ver sus débiles brazos, quemados por un frío tan intenso, propio de estos meses el cual se deja sentir en toda la comarca abarcando las montañas, cerros, valles, ríos y cascadas.
El intenso frío no respetaba nada, solo cubría la espesa selva sin remordimiento alguno y ante la lucha por no dejarse vencer, cada vez que empezaba aamanecer se sentía con más intensidad, siendo así la señal de un nuevo día.
Todos los árboles, plantas y animales temblaban sin detenerse, esperando con ansias que el Tonatiuh (sol) se levantara por el atzacoalco (mar) del golfo para cobijarse al calor de sus rayos templados.
Tal pareciera como si la yohuac (noche) fuera interminable y unidos cada árbol,retoño de pasto y maleza se cobijaban entre ellos para darse mutuo calor. Las estrellas y la (meztli) luna eran testigos mudos de esas noches interminables, llenas de belleza y plenitud.
Sin esperarlo, la noche perdió la tranquilidad acostumbrada y empezó a correr un rumor que fue alimentado más por la brisa de un ejekatl (viento) suave, el cual se encargo de difundir hastalos rincones mas apartados de la selva ese comentario, que invadió de misterio toda las tierra del Toxtlán.
Cobijando en un rincón, el cuacuauhto (arbolito) se encontraba ya dormido, cubriéndose su tronco con las pocas hojas que aun le quedaban en sus ramitas. Y fue así como de pronto el cuacuauhto (arbolito) empezó a escuchar los susurros y comentarios entre los árbolesmás altos. El cuacuauhto (arbolito) no entendía aquello que surgía de la plática de sus compañeros vecinos. Sabia que no era muy común observar a los árboles en situaciones así, pues en otros momentos ya por lo avanzado de la noche, todos estarían dormidos y fue por ello que su inquietud creció mas, surgiéndole el deseo de conocer sobre aquel rumor.
El cuacuauhto(arbolito) estaba tan abajo, que aun alzando su voz nadie podía escuchar su llamado, ya que sus compañeros se encontraban muy entretenidos en el dialogo, así que empezó a imaginar la manera de cómo poder llamar la atención y decidió preguntarle a su vecino que estaba mas cercano y su bracitos suavemente toco el gran tronco de un cuahuitl (árbol) de caoba,uno de esos huehue (viejos) y tlamatini (sabios) que habitaban este rincón tan especial de la tierra.

De momento sintió el gran cuahuitl (árbol) que en una de en sus raíces algo lo tocaba, bajo su mirada dándose cuenta de la situación. Se inclino lo más que pudo y para tratar de llegar al pequeño cuacuauhto (arbolito) se abrió paso entre las ramas de sus compañeros,dejando un espacio para que pudiera hacer contacto con el pequeño cuacuauhto (arbolito), durante ese momento y debido a todas las ramas y bejucos que tenían a su alrededor, una lluvia de hojas secas cayo encima del cuacuauhto (arbolito) cubriéndolo hasta hacerlo casi desaparecer, de entre la hojarasca salió un pequeño ser con mirada tzopelic (dulce) y tierna pero mas lleno de inquietud y curiosidad.El gran cuahuitl (árbol) lo observo un poco sorprendido, ya que jamás se había dado cuenta de su existencia, pues al ser árboles tan altos, solo dirigían sus miradas hacia el horizonte, allá por el Papalotlatl (Papaloapan) donde se oculta el tonatiuh (sol) cuando cae la tarde.
Y le dijo con voz tan fuerte y resonante que se escucho a muchos metros de distancia. Mostrándose un...