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La memoria es soporte de nuestras acciones, sostiene nuestras experiencias, es sostén de nuestros conocimientos y de nuestros aprendizajes. Puede pensarse desdedistintas perspectivas, en principio como proceso cognitivo, en tanto se trata de la capacidad de almacenar y recuperar información, o también como uno de los aspectos constitutivos de nuestra identidad.Existe una tendencia a asociar la pérdida de la memoria y la edad, como uno de los tantos mitos que acompañan a la vejez. Existe deterioro en los procesos mentales cuando no se mantienen activosdurante períodos largos, a cualquier edad. Sin embargo, esto no basta para explicar los “fallos” de la memoria.
Podríamos preguntarnos para empezar: ¿Por qué recordamos?
La etimología es ladisciplina que se ocupa del estudio del origen de las palabras, y nos enseña aspectos muy interesantes de las mismas. Recordar: viene del latín re que significa de nuevo, volver a pasar; y cordis quesignifica corazón. Recordar quiere decir mucho más que tener algo o a alguien en la memoria, significa volver a pasar por el corazón. De esto dan cuenta frases en diferentes idiomas como “learn byheart” o “apprendre by coeur” que textualmente significan: aprender de corazón.
Según se creyó antiguamente la sede de la memoria estaba en el corazón. Tanto así que los griegos consideraban que lamente se situaba anatómicamente en el pecho. En griego este sitio se llama fren) y de allí la palabra esquizofrenia (mente dividida) por ejemplo.
Mnemosine fue un personaje de la mitología griega,la Memoria de los Titanes, madre de las Musas o diosas de las artes: todas aquellas disciplinas que se resisten a ser olvidadas.
Por su parte, Freud médico neurólogo y padre del psicoanálisis,reunió dos aspectos en su teoría neurológica del aparato psíquico. Ubicó los sistemas neuronales como bases de la memoria y junto a ella los recorridos de la motivación humana. Memoria y deseo...
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