Lic. en Turismo

LA ESPERA SIN FIN
Las añejas calles de San Luis de la Patria albergaban cantidad de casas de estudiantes próximas al barrio de Tequisquiapan; la muchachada con sendos trajes y corbatines malhechos evidencia de la aristocracia de algunos pupilos de la Normal, inmersos en sus cuitas sin darse cuenta qué ojos recorrían por sus espaldas y siluetas de los donceles. La tímida figura de una mujeresperaba encontrar una mirada que coincidiera por la barandilla de su ventana. De cuello alto y tez blanca con ojos grandes pero muy expresivos, añoraba la suerte de la casadera.
Pocas veces la nana la dejaba a solas antes de salir a dar unos pasos por el jardín de San Francisco. No era la fortuna sino el destino que sólo otorgaban dos caminos a la mujer de buena cuna y del abolengo de una familiaPotosina, como era la sociedad conservadora y católica del siglo XIX.
La señorita Altagracia Rosales no tenía planeado tomar los hábitos con las Carmelitas del convento cercano a su casa. Pocos eran las oportunidades que se presentaban para que dejara el calor del hogar de arquitectura afrancesada y acompañar a sus padres para asistir a la misa dominical en el Santuario de Nuestra Señora deGuadalupe.
Por fin se presentó por azares del destino, un doncel quien tocaba el portal de la entrada, sin que nadie atendiera, Altagracia adivinó en asomarse por su ventana favorita. No podía creer que un joven estuviese ahí esperando que alguien abriera- Disculpe, ¿buscaba a alguien en esta casa?- preguntó tímidamente la dama joven al asomarse apenas por el balcón. El hombre joven de buen ver paralos ojos de la mujer, respondió- Si señorita, me dicen que en esta casa rentan habitaciones para estudiantes de este barrio- así la joven de inmediato respondió--No, creo que le han mal informado, esta casa no es pensión, creo que en el Montecillo puede encontrar otra opción- Aprovechando la oportunidad el joven le preguntó nuevamente- Hoy es mi día de suerte para encontrar respuestas a miignorancia, ¿acaso no hay persona mayor quien atienda el portal de su casa?- Ella le replicó-Bueno, si usted quiere esperar a que mi nana lo atienda con más detalles de lo que quiera escuchar- Obviamente las miradas se habían cruzado y no era difícil creer que la figura espigada de la dama había dejado buena impresión de la fémina potosina en el joven estudiante. Para mala fortuna de ella, la nanaapareció y al darse cuenta que la señorita de la casa había entablado conversación con un extraño, concluyendo con pasos apresurados la joven dio la media vuelta y regresó al corredor de la casa principal.
Muy amablemente la nana le dijo aquel muchacho donde encaminar sus pasos para encontrar la pensión que él estaba buscando.
Todas las tardes antes de que cayera el sol, la señorita de la casa tomaba subastidor y comenzaba a bordar con esos hilos de colores que había tomado del costurero de su mamá. "Hacendosa en la faena diaria, diligente en la cocina y amorosa en la crianza…" era lo que escuchaba de los labios de su madre “…son las virtudes de una mujer”; educación muy tradicional de esa época cuando apenas había aprendido a leer y escribir en el colegio de Niñas Educadas de San Nicolás dondehabía estudiado sus primeros años, lecturas escogidas y cuentos rosas era todo lo que había leído hasta ese momento la chiquilla.
Como cada mañana después de tomar un baño de tina caliente, llegando la hora de tomar el desayuno con sus padres en aquel comedor, con mesa de nogal y sillas de altos respaldos, Don Eulalio y Doña Margarita ya esperaban a la pequeña de la familia- ¡Buenos días padremío!- era el saludo respetuoso a la cabeza de la familia-¡Buenos días!- repitió el señor muy serio- Doña Margarita con aparente mansedumbre saludó también a su hija- ¡Chiquilla mía, que bien te ves con ese vestidillo blanco!- ¿Lalo, no te parece que nuestra hija ya es todo una señorita?- Muy celoso del comentario el padre atinó a responder-¡Por supuesto mujer!,¡ quien habría de pensar que...