Licenciada En Artes

“El paisaje clásico murió, lo mataron la vida y la verdad”
E. Zola




Ramón Silva

Temperamento severo, y acérrimo para consigo mismo, huyó de toda fórmula cómoda, de toda academia, vieja o nueva, para situarse simplemente frente a la naturaleza y meditar con el corazón atento, sobre la verdad del rayo luminosos y la sutil ideografía de la línea manifestándoseen el silencio armonioso de su espíritu."[1]

Ramón Silva nace en Buenos Aires el 8 de agosto de 1890 en el seno de una familia de modestos recursos. De formación artistica autodidacta, su primer aprendizaje tiene lugar en la escuela primaria.
En 1908, Martín Malharro presenta su segunda exposición en la galería Witcomb de Buenos Aires, momento en que lo conoce Silva y comienza a frecuentar sutaller, a trabajar a su lado y a desarrollar sus planteos técnicos sobre el dibujo y el color. En este espacio nace su amistad con Walter de Navazio, Carlos Giambiagi y Luis Falcini, todos artistas antiacadémicos; asimismo es Malharro quien lo apoya y estimula para conseguir una beca para viajar a Europa, objetivo que consigue en 1911, gracias a la gestión de Luis Agote.
Realiza el viaje juntoal escultor Luis Falcini, primero a Londres, posteriormente a París; éste lo describe así:
“Tenía perfil romántico, un rostro pálido, altura regular, el torso echado un poco hacia atrás como si se apoyara en algo o alguien. Sus ademanes amplios, cordiales, eran característicos […] Su bonhomía lo hacía simpático a todos. En París se sentía a sus anchas”[2]
Carlos Giambiagi nos cuenta que Silvafue a París, no sólo a formarse artísticamente, a visitar los museos y encontrar lo más actual de la pintura, sino también a buscar la ciudad de Henri Murger, esa vida bohemia, miserable y romántica que éste nos pinta tan detalladamente en sus obras, leídas con avidez por Silva. Este trasfondo romántico permanecerá incólume a lo largo de su corta vida, y sobre ese fondo se hilvanarán nuevastendencias e influencias. Acaso, veía también en Murger, un espejo de su propia suerte, ya que Giambiagi dice que Silva “sabía que estaba condenado a morir pronto”[3], ambos enfermos de tuberculosis.
En los cuatro años que permanece en Europa viaja por Paris, Bélgica, Holanda, Suiza, Florencia, Roma y Madrid, produciendo obras y trasponiendo sus paisajes a las telas: “Ruinas del templo de Venus”, “Islade San Bartolomé” (Tíber), “Paisaje romano”, “Paisaje de Bretaña”, “Tarde apacible” (Segovia), “En la bombilla” (Madrid).
Una constante a lo largo de toda su producción será el protagonismo absoluto del paisaje, no como soporte del accionar humano, sino que al contrario, el elemento humano –cuando aparece- es pequeño e insignificante, reducido prácticamente a una mancha más, no disputándole enningún momento la primacía al paisaje.
Este paisaje estará traspasado por la subjetividad del artista, al igual que ocurre en las obras de Martín Malharro y de Walter De Navazio; busca que la obra sea una experiencia provocadora de emociones, para lo cual utiliza un color vibrante y no naturalista, puesto que como él mismo dice, se vale de una “entera independencia”, lo que también es observableen su dibujo, ya que éste es libre y subordinado al color. El crítico de arte Atalaya (Alfredo Chiabra Acosta, 1889-1932) compara su “cromatismo alucinado” con la obra de Arthur Rimbaud:
“[…] lo exagerado de esos ocres y violetas, no amenguaba el dejo sombrío de su visión. Es que todo amor sincero, es trágico, y el amor a la Belleza, lo es quizás más que ninguno. Por eso, la desolación deciertos suburbios parisinos y porteños, tuvieron en él un aguafuerte de acentos hondos y punzantes.”[4]
La influencia de Van Gogh, señalada por varios autores, como José León Pagano y Romualdo Brughetti es claramente perceptible en obras como “Parvas” de 1913. Allí aparece este parentesco, con la última obra del holandés: “El campo de trigo con cuervos”, Auvers-Sur-Oise, 1890; en ambas observamos la...