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Páginas: 20 (4935 palabras) Publicado: 8 de mayo de 2013
LA GATITA
Amado Nervo


¿Por qué tan triste la muchachita?
¿Por qué los goces del juego evita?
¿Por qué se oculta, y en un rincón,
el más sombrío de estancia aislada,
llora solita y acurrucada,
como paloma sin su pichón?
¿Perdió su rorro grande, que dice
Papá? ¿La ausencia de Berenice,
su dulce amiga, le causa afán?
¿Sufrió el regaño de adusta abuela,
o sufre acaso, porque la laescuela
mañana mismo la llevarán?
¡Ah! Es que ha muerto su hermosa gata,
cuyo bigote, púas de plata,
cien y cien veces acarició;
la de albo pelo, maullar sonoro,
ojos muy verdes, veteados de oro,
la remonona que tanto amó.
Por eso pena la muchachita,
por eso el goce del juego evita,
odia el bullicio, y en un rincón,
el más sombrío de estancia aislada,
llora solita y acurrucada,
comopaloma sin su pichón.















DESPUÉS DE TODO
Luis Bernadel, Argentino


Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
debí haber sufrido lo sufrido,
si para estar enamorado
fue menester primero estar herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado,
porque, después de todo, he comprobadoque no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido;
porque, después de todo, he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.

























REÍR LLORANDO
Juan de Dios Peza


Viendo a Garrik —actor de la Inglaterra—
el pueblo al aplaudirle le decía:
«Eres el mas gracioso de la tierra
y el más feliz...»Y el cómico reía.

Víctimas del spleen, los altos lores,
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.

Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
«Sufro —le dijo—, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.

»Nada me causa encanto ni atractivo;
no meimportan mi nombre ni mi suerte
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única ilusión, la de la muerte».

—Viajad y os distraeréis.
— ¡Tanto he viajado!
—Las lecturas buscad.
—¡Tanto he leído!
—Que os ame una mujer.
—¡Si soy amado!
—¡Un títuloadquirid!
—¡Noble he nacido!

—¿Pobre seréis quizá?
—Tengo riquezas
—¿De lisonjas gustáis?
—¡Tantas escucho!
—¿Que tenéis de familia?
—Mis tristezas
—¿Vais a los cementerios?—Mucho... mucho...

—¿De vuestra vida actual, tenéis testigos?
—Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos mis verdugos.

—Me deja —agrega el médico— perplejo
vuestro mal y no debo acobardaros;
Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrik, podréis curaros.

—¿A Garrik?
—Sí, aGarrik... La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquél que lo ve, muere de risa:
tiene una gracia artística asombrosa.

—¿Y a mí, me hará reír?
—¡Ah!, sí, os lo juro,
él sí y nadie más que él; mas... ¿qué os inquieta?
—Así —dijo el enfermo— no me curo;
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.

¡Cuántos hay que, cansados de lavida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!

¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora,
el alma gime cuando el rostro ríe!

Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma,
un...
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